miércoles, 30 de junio de 2010

CAPITULO 12: Because You Are Mine


Vanessa se sintió aliviada e incomoda a la vez. Aliviada por el hecho de que ya tenia lugar donde quedarse pero incomoda porque aquel muchacho de ojos celestes acababa de coquetear con ella en frente de su jefa, no quería que cuando este a solas con aquel muchacho el se aprovechara de ella.

--Ya no la molestes Chad! Va a pensar cualquier cosa de ti!—respuso Ashley-
--Tenes razón!, hahaha. Soy de hacer chistes vanessa, sino preguntale a mis amigo!—
-- Bueno ya es suficiente por hoy, que tal si le indicas el camino a tu departamento?—dijo Ash.
-- La acompaño mejor, vine en auto y afuera esta lloviendo, además yo ya iba para alla—dijo mientras se retiraba de la habitación.
--Buenisimo, entonces nessa nos vemos mañana a las 8 aquí en mi oficina?—
-- Por supuesto…Ash?---dijo vanessa tímidamente.
Ashley rio al notar la incomodidad de vanessa y dijo:
—Procuro no meterme en los asuntos ajenos, pero es evidente que no eres de aquí, Vanessa, no haces bien al ocultar tus sentimientos —señaló--si tienes algún problema... espero que decidas confiar en mí. Podría ayudarte.—concluyo la rubia.
—No puedo entender por qué eres tan amable con alguien a quien no conoces—contestó Vanessa.
—Pareces tan sola... —murmuró Ashley—. En el pasado, más de una vez me sentí así. Sea cual fuere el problema del que huyes, la situación no puede ser tan grave como parece.
--ni te imaginas..—finalizo vanessa.
--Espero que algún dia me cuentes!, ahora será mejor que vallamos con Chad antes de que se congele bajo la lluvia—bromeo Ashley.
-- Si será mejor, no quiero comenzar con el pie izquierdo--.
Salieron del despacho de Ashley y se dirigieron hacia la salida, y efectivamente el joven Michael ya las estaba esperando.
--Dios si que tardaron!—bromeo.
--Lo siento—respondió vanessa tímidamente.
A continuación emprendieron viaje hacia la casa de Chad. El viaje fue corto pero silencioso, ya que no tenían mucha confianza mutuamente como para ya habar de sus vidas…

martes, 29 de junio de 2010

CAPITULO 11: Because You Are Mine

Hola!!,como estan?,yo muy bien,como le fue?,a mi bie.....bueno maso,XD,porque digo tantas tonteria,ja!!,porque,y antes de que se me pase,bienvenida Alyssa!!,se me habia pasado la otra vez,XP,jaja,bueno dejo de decir tonterias y mejor pongo el cap verdad?.........pero antes,o despues,como sea,XD,pasen por esta wn,
http://misnovelitaszanessa.blogspot.com/  ;)

—No es sólo eso—agrego Ash-- Hay un no se qué distante en él que excita a las mujeres, cada una imagina que sólo ella podrá enamorarlo.— Vanessa escucho atenta, quizás lo que aquella rubia dijera podría servirle para su plan-- para Zac el teatro significa mucho más de lo que cualquier persona pueda llegar a suponer. Por supuesto que su vida ha sido un incesante desfile de mujeres, pero nunca ha tenido una aventura en la que se haya visto implicado su corazón.—finalizo Tisdale .

Sin duda, todo aquello facilitaba las cosas. Si el plan de Vanessa daba resultado, podría acostarse con el Zachary y marcharse sin sufrir complicaciones sentimentales.
—Ya está bien de hablar de Zac —dijo Ashley con energía, interrumpiendo los pensamientos de Vanessa— y dime nessa.. ya tenes en donde quedarte?--.
--- No todavía no tengo donde dormir, supongo que buscare un sitio al salir de aquí.—
--- Yo puedo recomendarte la casa de un amigo, su nombre es Chad Michael, esta buscando a una persona para alquilarle una habitación que tiene de mas, si quieres podrías ir ahí a averiguar—ofreció la rubia.
--Me encantaría—vanessa se sentía agradecida, estaba a punto de pedirle la dirección cuando fue interrumpida por unos golpecitos en la puerta—
--Ashley puedo pasar?—Pregunto una voz masculina—
--Adelante—contesto.
Cuando la puerta se abrió Vanessa se quedo observando al joven que ocupaba el marco de la puerta. Era bastante alto, rubio y de ojos celestes. Hudgens noto que esos ojos no le causaban, ni por asomo, el nerviosismo que los ojos de Zachary tenían en ella.

--Chad!—exclamo Ash sobresaltando a Vanessa—justo estábamos hablando de vos!,--
--A si?—pregunto el rubio.
--Si, te presento a Vanessa, ella trabaja aquí—
--Desde cuando? No la conocía Ashley! Como no me la presentaste?— bromeo
-- Ya tranquilo, no hace mas de 2 horas que trabaja aquí, y de eso queríamos hablar, Vanessa Chad Michael Murray, Chad Vanessa Montez—los presento.
--Un gusto—replico el joven.
--Igualmente—respondió la morena.
-- bueno, ya están presentados,-- interrumpió Ashley—Chad, vanessa acaba de llegar a la ciudad y no tiene donde quedarse, me preguntaba si vos podrías alquilarle la habitación esa que te sobra?—
--Tisdale! No me pongas en una situación incomoda—contesto su amigo. Vanessa se quedo petrificada en su lugar. ¿ que quería decir?¿que no quería que ella se quedara en su habitación?¿que no la encontraba normal o algo asi?—ya sabes que no hay problema, no deberías ni preguntarlo—continuo el rubio—y mas si mi inquilina va a ser una belleza como esta joven—finalizo. Vanessa se sintió aliviada e incomoda a la vez…

domingo, 27 de junio de 2010

CAPITULO 10: Because You Are Mine


—Dime qué sabes hacer y veré qué puedo hacer con el asunto de tu empleo…

Hablaron durante unos minutos. Ashley hablaba con rapidez, sonreía a menudo y daba muestras de una contagiosa e ilimitada energía,era sencilla y afectuosa.
--Vanessa—dijo Ashley con cariño—mira a mi me vendría bien un asistente personal tan aplicada como usted, tus habilidades pueden serle muy útiles a la señora Lyttleton, la encargada de crear y mantener el vestuario.—
--Puedo hacer todo eso y más.—contesto rápidamente la muchacha.
--Muy bien. Considérate parte de la compañía.--
El gritito de placer de Vanessa se vio pronto interrumpido al pensar en la reacción de Zachary cuando descubriera que trabajaba allí.
—¿No se opondrá el señor Efron?—pregunto tímidamente..
--Lo hablaré con él. Tengo todo el derecho a contratar a quien quiera.. asi que si tienes problemas con él o con cualquier otra persona, acude a mí de inmediato Nessa..Te puedo decir asi no? Tu puedes decirme Ash, o Ashley si quieres..—dijo Ashley amistosamente.
—Sí, señora. Quiero decir...Ashley—
Los ojos cafe de Tisdale brillaron divertidos.
--Asi me gusta..—rio -- no dejes que el título te impresione. A pesar de mi posición aquí en el Capital sólo soy la directora adjunta y el señor Efron el rey supremo.---sonrio ampliamente luego de la manera en la que había denominado a su amigo.
—¿cuánto tiempo hace que trabajas en el Capital?—pregunto Nessa.
—Hará cinco o seis años. —Al recordarlo, la expresión de Ashley se dulcificó—. ¡Qué alegria la mía cuando Zac me contrató como miembro de la compañía! Todos los actores y actrices de Londres querían trabajar a sus órdenes. Había desarrollado un estilo inigualable. Ahora lo imita todo el mundo, pero entonces era algo extraordinario.
--El señor Efron es un tanto ..intimidante--
—Y él lo sabe —replicó la otra mujer con ironía y la miró dubitativa—. Hay algo que debería advertirte sobre él. Tarde o temprano, la mayoría de las mujeres que trabajan en el Capital acaban imaginando que están enamoradas de Zac. Mi consejo es que procures no ceder a semejante tentación.
Vanessa sintió que le ardían las mejillas.
--Supongo que debe ser normal para una persona como él—
—No es sólo eso…

viernes, 25 de junio de 2010

CAPITULO 9: Because You Are Mine



--- Cuidado, o te cortarás. Ya barrerán eso más tarde.-----
Vanessa se volvió para contemplar a una mujer rubia, no mucho mayor que ella, ojos color café y la sonrisa cálida..
—Hola —saludó Vanessa, acercándose con curiosidad—. ¿Es usted actriz?
—Si, hasta donde yo se! —bromeo la simpatica rubia.
—¡Ah...! — dijo tímidamente vanessa ya que no sabia si reir o no. Los ojos de Vanessa se abrieron como platos al percatarse de que aquella mujer sólo podía ser Ashley Tisdale, la famosa actriz que había compartido cartel con el señor Efron en todo tipo de obras, desde comedias desenfadadas hasta tragedias. Aunque se decía que su marido, Jared Murillo, tenia mas que suficiente dinero para mantener a la mitad de Londres, se rumoreaba que a su mujer no le gustaba ser una mantenida.
—Miró a Vanessa intrigada—. Me ha parecido oír que le pedías empleo al señor Efron.
—Sí—reconoció ruborizada Vanessa, mientras se preguntaba qué más habría oído.
—Acompáñame al despacho... ¿Cómo te llamas?
—Vanessa Montez.
—Bueno, Vanessa, no eres el tipo de chica que suele venir al barrio de los teatros en busca de trabajo. Bien vestida, a todas luces educada.. ¿no te habrás escapado de casa, verdad?— pregunto Ashley.
Vanessa se sobresalto y agradeció que su acompañante no halla notado ese gesto por lo que solamente contesto:
—Oh, no —contestó Vanessa. No era exactamente una mentira, puesto que lo había hecho de la escuela, y no de casa, aunque no por ello dejó de sentirse incómoda por el engaño.—. Las circunstancias me han obligado a buscar trabajo donde sea... Y esperaba que pudiera ser aquí.
—¿Por qué en el Capital? —
-—Siempre me ha interesado el teatro y he oído y leído mucho sobre el Capital. En realidad, nunca he asistido a una obra.—
--¿Nunca? —
—Sólo a obras de aficionados en el colegio.
—¿Quieres ser actriz?-- Vanessa negó con la cabeza.
—Estoy convencida de que no tengo talento dramático y no me gustaría actuar delante de nadie. De sólo pensarlo me tiemblan las piernas.—
—Qué lástima —comentó Ashley—. Una chica con su cara sería un buen reclamo para el Capital.--.
Vanessa pestañeo sorprendida. Alguna que otra vez le habían dicho que tenia algo especial, pero nunca se imagino que podría llegar a ser considerados sus ojos color chocolate verdosos y su pelo negro como la noche. Su madre, Gina, siempre había dicho que la guapa de la familia era su hija mayor, Gabriella, mientras que la más inteligente era Stella. La más pequeña, o sea Vanessa, no destacaba por nada en particular.
Ashley hizo un gesto a Vanessa para que se sentara en una silla junto a ella.
—Dime qué sabes hacer y veré qué puedo hacer con el asunto de tu empleo…

miércoles, 23 de junio de 2010

CAPITULO 8: Because You Are Mine


—He venido porque... —Vanessa volvió a encontrase con su mirada y una batalla se libraba en su interior. ¿deberia confesarle sus verdaderas intenciones?¿debia decirle a ese joven porque estaba ahí realmetne? Finalmente se perdió en la belleza de los ojos del actor y de sus labios se escapo un susurro—... porque quiero ser su próxima amante.

Noqueado por la sorpresa, Efron se la quedó mirando como si hablara en un idioma extraño. Pensó su respuesta con detenimiento.
—No tengo aventuras con nenitas como vos —. Contesto agresivamente.
—¿es por mi apariencia física?¬—pregunto la morena sobresaltada por la negativa.
En los ojos de Efron había un destello de diversión... no amistosa, sino burlona.
—Entre otras cosas.
—Soy mayor de lo que aparento —contestó Vanessa con rapidez.
—Señorita Montez —sacudió la cabeza con aparente incredulidad—, tenes una manera única de presentarte. Me siento halagado por tu interés, pero, no le tocaría un pelo ni borracho. Ahora, si me disculpa...
—Quizá necesite más tiempo para pensar en mi propuesta —exclamo ella dolida por la agresividad del chico—. Mientras tanto, le quedaría muy agradecida si considerara la posibilidad de darme un empleo. Tengo aptitudes que podrían ser de gran utilidad en el teatro.
—No lo dudo —contestó Efron con sequedad—, pero ninguna que yo necesite, —Se puso en pie y su cara recuperó el color—. Será usted recompensada por la pérdida de la bufanda.
—Pero yo... —empezó a discutir.
Zachary la ignoro y comezo a dirigirse a su camarin cuando noto murmullos que probablemente venían exaltados por la noticia de su accidente.
Vanessa se lo quedó mirando fijamente. ¡Qué hombre tan impresionante! Parecía un miembro de la realeza, aunque muy probablemente la mayoría de los monarcas y princesas no estuvieran bendecidos con tamaña belleza y una complexión tan espléndida. Estaba segura de que Efron era el hombre adecuado para tener una aventura. No le tubo la menor duda de que sería algo extraordinario: una experiencia única en la vida.
A decir verdad, no había mostrado demasiada impaciencia por acostarse con ella..., pero Vanessa no había terminado todavía.
Sumida en sus pensamientos, Vanessa volvió al bastidor donde, junto a la mesa caída, yacían desperdigados los restos de la porcelana rota.
Después de levantar la mesa del suelo, empezó a recoger los trozos de loza.
Desde algún lugar cercano, le llegó la voz suave y melodiosa de una mujer.
—Cuidado, o te cortarás. Ya barrerán eso más tarde….



....................

martes, 22 de junio de 2010

CAPITULO 7: Because You Are Mine


—¡Qué demonios...! —murmuró Corbin, mientras escrutaba con la mirada las sombras del bastidor donde Vanessa luchaba por incorporarse. Volvió su mirada hacia Efron, que mostraba una extraña expresión.

—Corbin —dijo Efron con un deje de aspereza en la voz—,parece que se te fue la mano— y en ese momento el rubio retiro la mano de la parte izquierda de su labio y dejo ver un liquido rojo que se desparramó entre sus dedos y la camisa.
—¡Dios mío! —exclamó Corbin —. No lo sabía... No fue mi intención...
—No pasa nada —contestó—. Ha sido un accidente.La interpretación fue exactamente tal como yo quería. Te felicito! —. El morocho lo observo indignado.


—Zachary David Alexander Efron Vaskett! Como puedes seguir dirigiéndome cuando acabo de golpearte? —. Vanessa se sorprendió al escuchar su nombre completo, es mas le parecía fascinante, sexy..Dios en que pensaba! Ni siquiera había hablado con el y ya le gustaba. La voz de Corbin Bleu la devolvió a la realidad.
— No te muevas, voy a buscar algo para curarte¬—.exclamo a punto de largar una carcajada.
— No hace falta! —. Exclamo avergonzado, pero su amigo ya había abandonado la sala. . Protestando, intentó ponerse en pie, pero volvió a caer al suelo con el rostro lívido.
Vanessa al notar esto agarró su bufanda y dijo:
—Aquí —dijo, saliendo a toda prisa del bastidor y arrodillándose junto a él. Hizo una bola con la bufanda y la apretó con fuerza contra el labio de Zac.—. Esto ayudará a detener la hemorragia. —. Dijo temerosa a la reacción del herido.
El dolor de la presión obligó a Efron a inspirar con fuerza.
Sus caras estaban muy cerca, y Vanessa se sorprendió mirando fijamente, bajo la sombra de unas espesas pestañas negras, los ojos más azules que jamás había visto. Bordeados de un azul zafiro, los iris parecían contener todos los tonos de ese color, desde el de las más oscuras profundidades del océano hasta el del más pálido cielo invernal.
Vanessa se percató con extrañeza que le faltaba la respiración.
—Lamento... —se detuvo y, avergonzada, miró por encima del hombro el montón de piezas rotas— todo eso. Ha sido un accidente. Por lo general no soy de tropezarme—. Exclamo y luego un rubor recorrió sus mejillas.
—¿Quién es usted? —preguntó Efron con frialdad.
—Vanessa Anne Montez —. Contesto rápidamente utilizando el apellido de su madre.
—¿Qué está haciendo aquí, aparte de interrumpir mi ensayo?
—He venido porque... —.


=O,que es lo que querra¿¿??ahhhhhhhh!!!! ya se encontraron!!!!!

lunes, 21 de junio de 2010

CAPITULO 6: Because You Are Mine


—Lo que quiero, Stephen, es que ponga algo de pasión en la interprétación. Si no me equivoco, alberga la intención de matar al hombre que estuvo a punto de seducir a su prometida. Sin embargo, sujeta ese florete igual que una anciana agarraría un aguja de hacer punto.


Fascinada, Vanessa se lo quedó mirando, Zachary Efron era más alto de lo que esperaba, más carismático, más... todo. Su cuerpo, esbelto y musculoso, estaba cubierto por una sencilla camisa blanca desabotonada en el cuello y unos pantalones negros, a través de los cuales se adivinaban unas piernas largas y una estrecha cadera.La fotografía que ella había visto no le hacía justicia ni por asomo: el color de pelo era de un dorado impresionante, su boca era irresistible, su piel ligeramente bronceada y por sobre todas las cosas sus ojos de un color no antes visto. De alguna manera su porte refinado se templaba con un atisbo de brutalidad, dando a entender que la principesca fachada podía desaparecer en cualquier momento y dejar al descubierto a un hombre capaz de casi todo. Vanessa pestañeó con inquietud. Había esperado que Efron fuera una especie de dandy libertino, un mujeriego encantador, pero no apreciaba en él ningún rasgo de desenfado.
—Efron, me temo que si no me contengo durante esta última parte de la coreografía, no tendrá ocasión de parar el golpe... —protestó el actor morocho.
—No conseguirá superar mi guardia —aseguró Efron—. Dé todo lo que tengas, Corbin... o le daré el papel a alguien que lo haga, amigo.
Corbin apretó la boca. Estaba claro que la advertencia de Zachary había dado en el blanco.
—De acuerdo, pues. —Levantó la mano y entró a fondo, esperando agarrar desprevenido a Efron.
Acompañándolo de una breve carcajada, Efron paró el golpe con agilidad.
—Más, Bleu!! —decía Efron, jadeando a causa del ejercicio—. ¿Acordate lo que paso con tu ultima chica? ¿No quisiste matar a alguien por eso?
—¡Sí, maldito seas Efron! —Como había pretendido su compañero de ensayo, Corbin Bleu se torno repentinamente furioso.
—Demostralo entonces! — grito Zac. Enseguida se internaron completamente en la escena. Vanessa quedo impresionada por la agilidad de Zachary, tanto que se quedo embobada mirándolo. Fascinada por el intenso combate, y queriendo tener una mejor visión, Vanessa se adelantó. Consternada, notó cómo uno de los pies tropezaba con la maleta que había depositado en el suelo y provocaba su caída sobre una pequeña mesa en donde se depositaban utiles de actuación, ya sean candelabros, teléfonos , y demás.
La cabeza de Zachary Efron giró con rapidez hacía el bastidor derecho donde se encontraba Vanessa avergonzada. Al mismo tiempo, Corbin, incapaz de detener su inercia, le pego un fuerte en la cara.
Efron, con un gruñido sordo, quedó sentado en el suelo sobre su prieto trasero, la enorme mano apretada contra su mejilla izquierda. El silencio que siguió tan sólo se vio turbado por la respiración entrecortada de los actores.
—¡Qué demonios...! —


 
=D

domingo, 20 de junio de 2010

CAPITULO 5: Because You Mine


El teatro parecía constar de cuatro o cinco edificios, que debían de albergar los talleres y los almacenes. Tras entrar en el edificio principal, donde se ubicaba el escenario, caminó a través de un laberinto de pasillos y cuartos de ensayo. Podía oír cómo la gente hablaba, cantaba, tocaba instrumentos y discutía; la tentación de espiar por las puertas medio abiertas se le antojó casi irresistible. Finalmente llegó hasta una gran habitación repleta de muebles viejos, que incluían una mesa con bocadillos y fruta. Actores y actrices de diferentes edades se paseaban por toda la habitación. Acostumbrados al parecer a continuas idas y venidas, apenas prestaron atención a Vanessa. Sin embargo, un joven empleado de aire zorruno dejó lo que estaba haciendo y, curioso, se la quedó mirando fijamente de un modo amistoso.

—¿Desea algo? —preguntó
Vanessa sonrió, intentando encubrir su nerviosismo.
—Busco al señor Efron
—¡Ah! —La miró intrigado y sacudió la cabeza en dirección a la puerta más lejana—. Ahora está ensayando. El escenario está por allí.
—Gracias.
—No le gusta que le interrumpan —advirtió a Vanessa cuando ésta se dirigía ya hacia la puerta del escenario.
—¿Ah, sí? No le molestaré —replicó con alegría, y sujetando la maleta con una mano abrió la puerta con la que le quedaba libre.
Se deslizó a través de decorados hasta que llegó junto al bastidor derecho del escenario. Tras dejar la maleta en el suelo, se acercó a la abertura de una cortina de terciopelo verde y contempló la escena.
El suelo del escenario estaba inclinado, de manera que, fueran cuales fuesen las ubicaciones de los actores, se pudiera ver a todos por igual. Los pesados tablones mostraban las marcas indelebles dejadas por botas, zapatos y decorados de miles de representaciones. En ese momento se llevaba a cabo un ensayo.
Dos hombres caminaban por el escenario con floretes en la mano, uno de ellos, de pelo enrulado y tez oscura, tenía la constitución esbelta y ágil.
«No estás seguro de lo que quieres...», estaba diciendo con seriedad.
Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Vanessa cuando escucho la voz del segundo joven….


Chan chan chan!! kien sera el segundo joven?
haha espero k les guste

sábado, 19 de junio de 2010

CAPITULO 4: Because You Are Mine


_¿Qué te pasa, Vanessa? —preguntó Monique preocupada, mientras le retiraba el grabado de las manos—. Te has puesto blanca de repente, y tienes una expresión tan rara...

_Sólo es cansancio —dijo Vanessa con una forzada sonrisa. Quería estar sola, necesitaba tiempo para pensar—. Ha sido un fin de semana de mucha tensión. Quizá, si descansara un rato...
—Por supuesto. Vamos, chicas... Seguiremos la reunión en la habitación de otra. —Considerada, Monique hizo salir a las muchachas y, antes de cerrar la puerta, se detuvo—. Vanessa, ¿necesitas algo?
—No, gracias.
—Me doy cuenta de que haber visto a lord Black este fin de semana ha sido una dura prueba. ¡Ojalá pudiera ayudarte de alguna manera!
—Ya lo has hecho, Monique. —Vanessa se tumbó de costado y encogió las piernas hasta el pecho. Los pensamientos se agolpaban en su mente y apenas se percató de la silenciosa salida de su amiga.
Zachary Efron... Un hombre cuyo apetito por las mujeres era casi tan legendario como su talento como actor.
Cuantas más vueltas le dio a su dilema, más se fue convenciendo de que la solución se encontraba en Efron. Lo utilizaría para para que lord Black no le quedara otro remedio que cancelar el compromiso.
Había decidido que tendría una aventura con Zachary Efron. Sacrificar su virginidad resolvería todos los problemas. Si el precio a pagar era tener que ser apuntada con el dedo cada vez que pasaba. Cualquier cosa era preferible a convertirse en la esposa de Black.
Falsificaría una nota de su familia, en la que se solicitaría que volviera del internado un semestre antes. Durante las próximas semanas, sus padres darían por sentado que estaba a salvo en la escuela, en tanto que la señora Allbright pensaría que había vuelto a casa. De este modo, le dejarían las manos libres para llevar a cabo su plan.
Iría al teatro Capital y se presentaría al señor Efron. Vanessa esperaba que el problema tuviera una rápida solución. De todos es conocido que los hombres, por honorables que parezcan, desean seducir a las lindas joven-
Y un hombre con la reputación de Efron no habría de mostrar, en materia de pecado y disipación, ningún atisbo de duda.
Lord Black la despreciaría y así se libraría, de una vez por todas, de sus atenciones. El método escogido no sería fácil ni placentero, pero no cabía otra posibilidad.
«Al menos —pensó con sombría determinación—, escogería su destino antes de que éste la manejara a su antojo.»
Vanessa, cansada por el largo viaje, se detuvo frente a la enorme puerta trasera del teatro Capital. Atravesar Londres sola había supuesto una experiencia aterradora, a la par que excitante. El ruido de los autos deportivos, motos, y ómnibus la habían dejado medio despistada. De lo único que se arrepentía era de haber empeñado ese hermoso anillo, pero no tenia caso igual le quedaba enorme. Vanessa se pregunto si había pertenecido a algún mamut antepasado de lord Black, porque por el tamaño no podía ser de un humano.
Por suerte nadie se le había acercado, eso era de esperarse ya que parecía de luto al estar vestida toda de negro. Ahora, tras haber llegado al Capital, su aventura estaba a punto de empezar…



Vanessa la traviesa!
Dios espero que les este gustando!
Ya falta poco para que aparesca el dios de los dioses!!

jueves, 17 de junio de 2010

CAPITULO 3: Because You Are Mine



Una multitud de chicas tumbadas en las camas o en las sillas. Como Vanessa era la mayor de todas las pupilas del internado de la señora Allbright, y Monique, con sus diecisiete años, la que la seguía en edad, solían recibir frecuentes visitas de las más jóvenes, que veían en ellas un modelo de madurez y mundanidad.

Las chicas parecían compartir una lata de bizcochos, mientras una fotografia, en manos de Monique, arrancaba de sus bocas todo tipo de exclamaciones. Al advertir la llegada de Vanessa, su amiga le dedicó una sonrisa de bienvenida.
—¿Cómo está lord Black? —preguntó, sabedora desde antes de la partida de Vanessa del planeado encuentro con su prometido.
—Es aun peor de lo que me imaginaba —replicó Vanessa dirigiéndose a su estrecha cama, situada a continuación de la de Monique. Dejó caer la caja de sombreros en el suelo y se sentó en el borde del colchón, deseando que las chicas abandonaran el cuarto para poder hablar en privado con su amiga.
«Enseguida», prometió la mirada amistosa de Monique, mientras las otra chicas permanecían apiñadas en excitado círculo.
—¡Pero miradle! —exclamó una de ellas—. ¿Podéis imaginaros cómo sería realmente una cita con él?
—Me desmayaría —confesó alguien, provocando la risa tonta de las demás,
—Es el más guapo...
—Parece un salteador de caminos...
—Sí, tiene algo en la mirada...
Tal aluvión de suspiros femeninos provocó un reprobatorio movimiento de cabeza en Vanessa.
—Por el amor de Dios! ¿Se puede saber qué estáis mirando? —preguntó, sintiendo que su pesadumbre era sustituida por una creciente curiosidad.
—Dejad que lo vea Vanessa...
—Pero si yo todavía no lo he visto bien...
—Toma, Vanessa. —Monique le entregó la lámina—. Me lo ha dado mi hermana mayor, es la fotografía más vista de Londres. Todo el mundo quiere una copia.
Vanessa observó la imagen. Cuanto más la miraba, más fascinada se sentía. La cara de aquel hombre podría haber pertenecido a un rey, a un capitán de barco, a un delincuente... a alguien poderoso... a alguien peligroso. No se trataba de una belleza clásica, los rasgos eran demasiado descarados. Pero una cualidad leonina se desprendía de aquella cara delgada, de aquella mirada escrutadora y penetrante, de la amplia boca que dibujaba el esbozo de una sonrisa irónica. En la foto, el color del pelo era de un rubio impreciso, pero la cabellera parecía suave y con movimiento.
Las demás chicas esperaban que, al igual que ellas, se sonrojara y rompiera a reír como una tonta, pero Vanessa se abstuvo de mostrar emoción alguna.
—¿Quién es? —preguntó con calma a Monique.
—Zachary Efron.
—¿El actor?
—Sí, el dueño del teatro Capital.
Al volver a contemplarlo, un extraño sentimiento se apoderó de Vanessa. Había oído hablar de Zachary Efron, pero nunca antes de ahora había visto un retrato de él. A sus 19 años , Efron era un actor de fama internacional, que superaba con mucho las convencionales actuaciones de David Garrick y Edmund Kean. Algunos aseguraban, incluso, que todavía no había alcanzado el cénit de sus facultades. Entre sus aptitudes destacaba la voz.
También corrían rumores de que las mujeres le perseguían allí donde iba, cautivadas no sólo por sus magníficas interpretaciones de héroes románticos, sino, sobre todo, por las de villanos desalmados. Era el seductor, el traidor y el manipulador por excelencia, y las mujeres le adoraban por ello.

Un hombre en la flor de la vida, atractivo, culto... Todo lo que no era lord Black. Vanessa se sintió desgarrada por un vehemente y repentino deseo. Zachary Efron habitaba en un mundo del que ella nunca participaría. Jamás llegaría a conocerlo; ni a él, ni a nadie que se le pareciese... Nunca coquetearía, ni reiría, ni bailaría. Nunca sería seducida por las tiernas palabras de un hombre ni por las caricias de un amante.
Al mirar fijamente la cara de Zachary Efron, una idea loca y salvaje brotó en su pensamiento con tal intensidad que le temblaron las manos….

 
si kieren saber k pasara despues comentes y pongo cap

martes, 15 de junio de 2010

CAPITULO 2: Because You Are Mine



Trankilas,todo a su tiempo.....

Llevó a Vanessa hasta un banco de piedra y se sentó con ella, presionando el costado de la chica con su cuerpo fofo. Vanessa aguardó sin decir palabra aunque, al final, su mirada se encontró con la del viejo. Black son¬rió como si fuera un tío indulgente que conversa con su traviesa sobrina.

—Lo tengo en el bolsillo —murmuró, indicando el lado derecho de la chaqueta de lana marrón—. ¿Por qué no lo saca usted misma, como la inteligente gatita que es?
Nunca le había hablado así antes, pues en los anteriores encuentros siempre habían estado convenientemente acompañados.
—Aprecio su amabilidad, pero no es necesario que me regale nada, milord —contestó Vanessa, y juntó las manos con fuerza, entrelazando los dedos.
—Insisto. —Movió el bolsillo de la chaqueta hacia ella—. Busque su regalo, Vanessa.
Con rigidez, metió la mano en el bolsillo hasta que dio con un aro diminuto. Cuando sacó el objeto y lo contempló, su corazón empezó a golpear en su pecho con un ritmo endiablado. Se trataba de un pequeño anillo de oro blanco y un diamante precioso que ocupaba el centro del encastre.
Black cogió el anillo y se lo puso en el dedo a su prometida. Como le quedaba demasiado grande, Vanessa tuvo que cerrar el puño para evitar que se le cayera.
—Ahora, cielito, ya puedes agradecérmelo.
La rodeó con sus pesados brazos, apretándola con fuerza contra su pe¬cho fornido. Desprendía un olor hediondo y rancio, similar al de las piezas de caza que, para su maduración, pasan demasiado tiempo colgadas.
Vanessa tomó aire con reprimida amargura.
—¿Por qué se dirige a mí como «cielito» o «gatita»? —preguntó con voz trémula y desafiante—. No me gusta que se me llame asi… mi nombre es Vanessa.
Antes de contestar, Black aumentó la presión de su abrazo.
—Sabía que antes o después intentaría desafiarme... Pero a mi edad, ya me sé todos los trucos. He aquí la recompensa a su impertinencia, mi díscola gatita.
Black apretó sus fofos labios contra los de su prometida, sellando con brutalidad la boca de la joven con el primer beso que recibía. Los brazos de Black, como aros de un tonel, se cerraron alrededor de Vanessa, que se mantuvo inmóvil y silenciosa, estremecida por el asco, haciendo acopio de toda su fortaleza para soportar aquel contacto sin gritar o llorar.
—Encontrará que soy un tipo muy viril —afirmó Black entre jadeos, al tiempo que mostraba su orgullo por la conquista—. No soy de los que se andan con poesías o alientan los ridículos deseos de las mujeres. Hago lo que me place, y verás como acabará gustándole en sobremanera. —Con la mano regordeta acarició la mejilla, morena y tensa, de su prometida—. Muñequita —musitó—. Jamás he visto un color de ojos como el suyo... Igual que el chocolate. —Enroscó los dedos en un mechón suelto del cabello negro de Vanessa y lo frotó repetidamente—. ¡Cómo ansio que llegue el día en que sea mía!
Vanessa apretó los dientes para evitar que le temblaran las mandíbulas. Quería gritarle, decirle que jamás le pertenecería, pero el sentido del deber y la responsabilidad que le habían enseñado sus padres debido a su anticuada forma de ver la vida, la hicieron callar.
Black debió de notar el involuntario escalofrío.
—Te vas a resfriar —dijo en un tono que bien podría haber utilizado para dirigirse a un niño pequeño—. ¡Vamos! Entremos.
Aliviada, se levantó con presteza y se dirigió con él hacia el salón.
En cuanto lord y lady Hudgens vieron el anillo en el dedo de Vanessa prorrumpieron en risas y felicitaciones.
Vanessa, con una sonrisa leve y gélida, contempló cómo su padre hacía pasar a lord Black a la biblioteca para celebrarlo con una copa. Tan pronto como se cercioró de que no podían oírlas, se arrancó el anillo de la mano y lo tiró a la alfombra.


—¡Vanessa —exclamó Gina—, recógelo inmediatamente! No toleraré semejante pataleta de niña pequeña. De ahora en adelante, llevarás siempre el anillo... Y te sentirás orgullosa de portarlo.
—No me sirve —contestó Vanessa con frialdad. El mero recuerdo de la sensación provocada por el húmedo beso de Black le llevó a restregarse la cara con la manga de su sweter hasta que los labios y la barbilla enrojecieron—. No me casaré con él, mamá. Antes me suicido.
—No dramatices, Vanessa. —Gina se agachó y recogió el anillo, sosteniéndolo como si su valor fuera incalculable—. Espero que el matri¬monio con un hombre tan serio y prosaico como lord Black acabe con tus groseros arrebatos.
—Prosaico —musitó Vanessa sonriendo con amargura. No acababa de creerse que su madre pudiera resumir todas las repulsivas cualidades de Black con una palabra tan trivial—.
Por una vez se sintió aliviada de volver al internado, donde, a excepción del profesor de baile que iba una vez por semana, no encontraría hombre alguno. Vanessa recorrió el estrecho pasillo con una caja que contenía ropa en la mano; el resto de las pertenencias se lo subirían más tarde. Al llegar a la habitación que compartía con su mejor amiga, Monique Coleman, se encontró con una pequeña sorpresa...

No kiero fantasmas!!!

lunes, 14 de junio de 2010

CAPITULO 1 : Because You Are Mine



—No puedo casarme con él. No puedo hacerlo. —Al contemplar a lord Black paseando por el jardín en compañía de su padre, a Vanessa se le revolvieron las tripas.
Hasta que su madre, lady Hudgens, le contestó, no se percató de que había hablado en voz alta.
—Aprenderás a cuidar de lord Black —dijo secamente. Como era habitual, su afilado rostro mostraba una expresión adusta de reprobación. Después de conducir su vida con una tendencia a la autoinmolación próxima al martirio, había dejado claro que esperaba que sus tres hijas hicieran lo mismo. Los fríos ojos castaños, enmarcados en un rostro pálido y elegante, se clavaron en Vanessa. Excepto ella, que se ruborizaba con facilidad, todas las mujeres Hudgens compartían idéntica morena tez.
«Espero que algún día, cuando hayas madurado —continuó Gina—, agradezcas que se te haya concertado tan estupendo enlace.
Vanessa estuvo a punto de asfixiarse debido a una oleada de resentimiento y sintió que un rubor delator se instalaba en sus mejillas, tiñéndolas de un rosa brillante. Durante años había intentado ser cuanto sus padres esperaban de ella: dócil, discreta, obediente... Pero ya no podía contener sus sentimientos por más tiempo.
—¡Agradecer! —exclamó con amargura—. El casarme con un hombre más viejo que mi padre...
—Sólo uno o dos años —la interrumpió Gina.
—... que no comparte ninguna de mis aficiones y que me ve tan sólo como a una yegua de cría...
—¡Vanessa! —exclamó Gina—. Semejantes palabras no son dignas de ti.
—Pero es la verdad —replicó Vanessa, esforzándose por no alzar la voz.
—Ya está bien —dijo su madre con rigidez—. Veo que se te tienen que recordar algunas circunstancias, Vanessa. Es obligación de la mujer compartir los intereses de su marido, no al revés. No se le puede culpar a lord Black de que, casualmente, no disfrute con actividades tan frivolas como la lectura o la música. Es un hombre serio, con una gran influencia política, y espero que te dirijas a él con el respeto que se merece. En lo referente a su edad, llegarás a valorar su sabiduría y terminarás por buscar su consejo en todos los aspectos de la vida. Para una mujer, no hay otro camino hacia la felicidad.
Vanessa apretó los puños y observó con tristeza a través de la ventana la voluminosa figura de lord Black.
—Si al menos me hubierais dejado alternar en sociedad un año, quizá me hubiera sido más fácil aceptar el compromiso.
—. Te ahorrarás todas las preocupaciones e inconvenientes de la temporada, porque ya estás comprometida con el mejor y más admirable partido de Inglaterra.
—Ésa es tu idea de él —replicó Vanessa entre dientes, poniéndose tensa, pues en ese momento su padre y lord Black entraban en la habitación—, no la mía.
Al igual que cualquier otra chica de dieciocho años, había fantaseado con casarse con un gallardo y apuesto joven que se enamorase locamente de ella. Lord Black se hallaba todo lo lejos que se pudiera imaginar de aquellas fantasías.
Era un cincuentón bajo y fornido, de carrillos bamboleantes, con el rostro surcado por profundas arrugas, la cabeza sin pelo y labios gruesos y húmedos; todo lo cual evocaba en Vanessa la imagen de una rana.


Al verla en el otro extremo de la habitación, Black se acercó con una sonrisa carnosa y las comisuras de la boca brillantes de humedad. Vanessa odiaba la forma en que la miraba, como quien observa un objeto que desea comprar.
Por inexperta que pudiera ser, sabía que la quería por ser joven, saludable y presumiblemente fértil. Al igual que su esposa, viviría en un estado más o menos permanente de gravidez hasta que Black se viera satisfecho por el número de hijos que ella le diera.
—Mi querida señorita Hudgens —dijo con voz ronca y profunda—, cada día está usted más encantadora.
Las pegajosas manos de Black se cerraron sobre las de ella y las atrajo hasta sus labios. Tuvo que cerrar los ojos y armarse de valor para soportar el escalofrío de asco que la recorrió al sentir los labios rozar el anverso de su muñeca. Black, confundiendo la reacción de Vanessa con una suerte de recato virginal —quizás incluso de excitación—, la miró con una sonrisa aún más amplia.
Las disculpas aducidas ante la petición de que dieran un paseo juntos no tardaron en ser soslayadas por el entusiasta beneplácito de sus padres, determinados a tener en la familia a un hombre de tales medios e influencia; lord Black obtendría de ellos cuanto deseara.
Tras agarrar a regañadientes el brazo de su prometido, Vanessa salió a pasear por el jardín, de una geométrica y meticulosa disposición de setos de espino blanco, pulcros senderos de arena y arriates de flores.
—¿Disfruta de sus vacaciones escolares? —preguntó lord Black, mientras los pequeños pero pesados pies hacían crujir la grava del sendero.
—Sí, gracias, milord —contestó Vanessa sin dejar de mirar el terreno que se extendía ante ellos.
—Sin duda ha de estar deseando abandonar el internado, tal y como ya han hecho sus compañeras —observó Black—. A petición mía, sus padres accedieron a mantenerla allí dos años más que a las otras chicas.

—¿A petición suya? —repitió Vanessa, asustada por la influencia que parecía tener sobre sus padres—. Pero ¿por qué?
—Me pareció que sería beneficioso para usted, querida mía —afirmó con sonrisa autosuficiente—. Tenía que pulirse y disciplinarse. A la fruta perfecta hay que darle tiempo para que madure. Ahora ya no es tan impetuosa como antes, ¿eh? Tal y como pretendía, se ha hecho más paciente.
—Le he traído algo —dijo Black—. Un obsequio que, estoy seguro, ha estado esperando….


 
Espero que les guste!es medio raro al principio,pero despues se pone mucho mejor,no kiero fantasmas!