martes, 21 de diciembre de 2010

CAPITULO 27: Because You Are Mine


Con respecto a los rumores que han corrido sobre la supuesta separacion,aun no lo cre del todo cierto,solo tengo esa pequeña duda cuando le preguntaron a vanessa en su fiesta sobre zac y ella dijo "estamos bien",que significado tiene?,como amigos,como pareja,....que diablos quiere decir!!!!!,basta de drama,al grano XD......

—Y no me voy a disculpar por esto —dijo cortante—. He tenido la tentación de hacer algo peor, créame.—

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El inexplicable enfado de Efron pareció durar el resto de la mañana, y continuó durante los ensayos. A pesar de ayudar a los actores en la lectura de sus papeles, Vanessa seguía irritada, e hizo lo posible por no mirar a su jefe. Con gran enojo, pensó que el señor Efron solía hablarle mal con más frecuencia que a los demás, algo que ya era evidente para todos los miembros de la compañía. De hecho, todo el personal, desde los trabajadores hasta los actores, se desvivían por mostrarle su solidaridad y simpatía. Cuando se cruzaba con ellos, le dirigían en voz baja palabras de ánimo y hacían todo lo posible por mostrarle su agradecimiento por ayudarles en los ensayos.
—Nessa se sabe mi papel mejor que yo —recalcó Arlyss, de pie en mitad del escenario, sin dirigirse a nadie en particular—. Es la mejor apuntadora que he tenido jamás.
—Sí que lo es —corroboró Corbin Bleu en voz baja—. Y resulta increíble que tenga tiempo para estudiar la obra, teniendo en cuenta que siempre está haciendo recados para todo el mundo. Ash sonrió y, cuando Vanessa se sentó junto a ella en la primera fila de butacas, le dio una palmadita en el hombro.
—Nessa tiene la energía de diez personas. Incómoda, Vanessa se ruborizó.
—Perdónenme —surgió la voz cortante de Zachary Efron desde el escenario— pero tenía la impresión de que estábamos llevando a cabo un ensayo. —Sentado en un sillón frente a un juego de bastidores, hacía rodar una botella de whisky entre sus enormes manos—. ¿Podemos proseguir?—preguntó .
—Tan pronto como averigüe cuál es mi frase —contestó Arlyss dulcemente.
—Señorita Montez, dígale la maldita frase —ordenó Zac, fulminándola con la mirada.
El desagrado de la compañía no pasó desapercibido para Zac, que se tomó con cierto sarcasmo que todo el mundo protegiera a la chica y le mirara como si fuera un matón. Al diablo con todos. Había levantado aquel teatro y trataría a sus empleados como considerase oportuno. Más tarde, Ash se acercó a su despacho. Las cejas arqueadas revelaban su inquietud.
—Me he enterado de lo que ha ocurrido entre Nessa y tú esta mañana —señaló—. ¿No crees que estás siendo muy duro con ella?
—Tienes razón —contestó un Zac sarcástico—. La próxima vez que se presente voluntaria para poner en peligro su vida, no intervendré.
—No se trata de eso —dijo Ash—. Por amor de Dios, Zac, sé cuánto proteges a tus empleados y entiendo por qué te has enfadado con ella esta mañana. Lo que no entiendo es la agresividad con la que la tratas de forma permanente. Está siempre a tu entera disposición, y lo cierto es que es más tu ayudante que la mía. Desde que está ella, el Capital funciona mucho mejor. Deberías estar contento con Vanessa y, sin embargo, siempre que está cerca actúas como un niño.
—Ya es suficiente, Ash —contestó Zac, mirándola furioso.
—Lo lamento —contestó Ashley, y de inmediato suavizó el tono de su voz—. Lo que sucede es que no eres el mismo de un tiempo a esta parte. Me preocupas.
—En primer lugar, si no hubieras contratado a la chica ahora no habría ninguna necesidad de preocuparse por nada.—Ash se le quedó mirando con creciente asombro.
—Estoy empezando a creer que Vanessa no te disgusta en absoluto. Me pregunto si el problema no será más bien lo contrario. Casi todos los varones del Capital están convencidos de que están enamorados de ella. ¿No será que tienes miedo de enamorarte tú también?—Zac disimuló un repentino destello de indignación detrás de una mirada de sarcasmo.
—De todas las ideas absurdas que he oído en mi vida...
—Estoy en lo cierto —le interrumpió Ash, mirándolo con entusiasmo—. Estás luchando contra la atracción que sientes por ella. ¿Por qué no admitirlo?
—No tengo tiempo para discutir tus descabelladas teorías —murmuró Zac—. Si no te importa dejarme... Tengo trabajo que hacer. Ash no se movió.
—Sé que estás convencido de que puedes controlar las emociones a tu antojo, gobernar siempre el corazón y nunca al revés. Pero las emociones son terriblemente inoportunas, Zac... Nunca se comportan como uno desearía.
—Vete al infierno —replicó Zac y salió del despacho prácticamente corriendo.
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Una vez concluido el ensayo, cuando todo el mundo se había ido del escenario, Vanessa se puso a barrer el suelo con gran energía, provocando una nube de polvo que bailaba alrededor de sus rodillas.
—Arrogante... Desagradecido... Tirano —iba murmurando, aireando su enfado a golpe de escoba. Cuando terminó de barrer el escenario, se detuvo cerca de un paquete de lona mal envuelto, que contenía las cosas utilizadas para los ensayos, entre ellas espadas. Se inclinó, extrajo una de las espadas y la agarró por la empuñadura. Era ligera y bien equilibrada, y cuando la agitó en el aire, la hoja silbó. Encontrándolo divertido, Vanessa intentó imitar algunos de los movimientos que había visto aquella mañana, entrando a fondo y tirando estocadas. «Toma ésta... y ésta...», decía mientras acometía a un imaginario señor Efron.
—Parece como si estuviera matando moscas —dijo una voz burlona desde algún lugar cercano.—
Sobresaltada, Vanessa vio surgir a Zachary, y deseó que se la tragara el suelo del escenario. ¿Por qué tenía que ser él quien la sorprendiera haciendo el ridículo? Esperó a que hiciera algún comentario que le provocara una humillación eterna... pero los ojos azules de Efron brillaban divertidos.
—¿A quien intentaba ensartar? —preguntó, y la forma de sonreír reveló que sabía muy bien cuál era la identidad del invisible oponente de la muchacha. Como no reaccionaba, la sorprendió cogiéndola de la muñeca con delicadeza.
A Nessa le pareció que tenía la mano muy caliente.

—Así, ésta es la forma de asirla correctamente. No apriete tanto. —Haciendo presión con los dedos, ajustó la posición de los de Vanessa. Ésta intentó relajarse, pero no le resultó fácil: aquella cercanía hacía que su pulso corriera como un caballo desbocado.
«Fíjese en la posición de mis pies —continuó Zac— y mantenga las rodillas ligeramente flexionadas. Vanessa se arriesgó a mirarlo. Él tenía el pelo alborotado, como si hubiera estado mesándose los cabellos como un loco, y deseo acariciar aquellos espesos mechones dorados.
—Se pasa la vida dirigiendo, ¿no?
—No es la primera mujer que me acusa de lo mismo —replicó con ironía, y empujó la espada hasta situarla en el ángulo adecuado—. Ahora entre a fondo con el pie derecho, doble la rodilla y lance la espada... sí, justo de esta manera. Pocas veces he visto un movimiento tan digno de un escenario. Estaba tan cerca que Vanessa pudo apreciar la finura de su piel; los matices de sus ojos y la firmeza de sus musculos.
—Señor Efron, comprendo las razones que le han llevado a ser tan duro conmigo antes —le dijo.
—¿Ah, sí? —Arqueó las cejas, sarcástico.
—Estaba preocupado por mi seguridad y eso provocó que perdiera los estribos. Le perdono. —-Antes de que pudiera reaccionar, Vanessa apretó la boca contra su mejilla notando un cosquilleo en los labios al rozar la suave y perfumada mandíbula.
Zac tensó todo el cuerpo. Vanessa se retiró, y aguardó con temor la reacción. La cara del actor era una máscara blanca. Incómoda, se inclinó para depositar la espada en el suelo y se irguió para mirarlo.

—¿Ha sido esto... digno de un escenario? —preguntó. Efron, con una extraña expresión en el rostro, tardó un eternidad en contestar.
—No lo suficiente —dijo por fin.
—¿Por qué no?
—Le estaba dando la espalda al público. Si estuviéramos representando una obra, tendría que haberse girado así.
Empezó a moverse hacia ella, se detuvo y, por último, cogió a Vanessa por los brazos. Con suavidad, casi rozó el hombro de la chica con los dedos y, luego, los deslizó hasta la garganta y la mandíbula.
—Debe mostrar las emociones con la posición y el ángulo de la cabeza... —Con sumo cuidado, le bajó un poco la barbilla.–»Si tuviera sentimientos encontrados sobre el beso, debería mantener la cabeza en esta posición, y podría colocar las manos en mis hombros, como SÍ estuviera considerando rechazarme.
Vanessa obedeció con un ligero temblor de manos al apoyar las palmas contra la dura superficie de aquel cuerpo que se elevaba ante ella. Siendo mucho más alto, los hombros de Zac se erguían, imponentes, por encima de Vanessa, en tanto que la barbilla casi rozaba la parte superior de su cabeza.
—Si quisiera el beso —prosiguió— debería levantar un poco la barbilla... acercarse un poco más. —Si quisiera el beso —prosiguió— debería levantar un poco la barbilla... acercarse un poco más. —Calló cuando Vanessa le deslizó los brazos alrededor del cuello, la pequeña mano tocándole la nuca. Un velo de sudor cubrió la frente del actor.
—Nessa... —dijo con evidente dificultad—. No sabe lo que me está pidiendo.
Vanessa flexiono los dedos contra el pecho de Zac y agarró su camisa.
—Sí, sí que lo sé. —Tragó saliva con dificultad y se alzó sobre la punta de los pies, estirándose al máximo para llegar hasta él…….

miércoles, 1 de diciembre de 2010

CAPITULO 26: Because You Are Mine

Hola!!! aqui le seguimos...

—¡Dios mío! —musitó al tiempo que salía a grandes zancadas de la estancia—. Me gustaría saber qué he hecho para merecer esto…..
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Durante las dos semanas siguientes, Zac se descubrió objeto de la persecución más extraña que jamás hubiera sufrido. Cada vez que doblaba una esquina, allí estaba Vanessa, solícita hasta el agotamiento, a punto de volverle loco con sus atenciones. Cuando llegaba a su despacho por la mañana, ella ya había estado allí para acomodar sus cosas. La chica se apresuraba a traerle cosas, antes aun de que él fuera consciente de que iba a necesitarlas... Estudiaba sus costumbres: la cantidad de azúcar que le gustaba en el té, cuan almidonadas prefería las camisas...La entusiasta devoción de Vanessa le irritaba y avergonzaba por igual, pero al mismo tiempo... No podía recordar si alguna vez alguien había sido tan rápido a la hora de satisfacer sus necesidades. Zac estaba permanentemente a punto de decirle que le dejara en paz; sin embargo, no podía conseguirlo nunca. Le venía bien tenerla cerca y a mano... Al mismo tiempo, ver su pequeña y expresiva cara cuando tomaba nota de lo que le dictaba u ordenando montones de anuncios recién llegados de la imprenta, le proporcionaba un extraño placer. En los raros días en que Vanessa estaba demasiado ocupada para ir directa a su despacho, se sorprendía mirando el reloj, impaciente por el retraso.
—Se ha tomado su tiempo —le dijo una mañana cuando llegó para ayudarlo con la correspondencia—. He estado esperándola.
—Lo siento, señor —dijo Vanessa sin resuello—, pero la señora Lyttleton necesitaba que la ayudara con la prueba de unos vestidos...
—Pasa mucho tiempo en la sastrería. Si la señora Lyttleton está sobrecargada, dígale que contrate a otra costurera. Hay correo que necesito contestar.
—Sí, señor —dijo obediente Vanessa, al tiempo que en sus labios se dibujaba una pequeña sonrisa.— Zac frunció el ceño, al darse cuenta de que se había mostrado celoso y posesivo.
—Mi correspondencia es mucho más importante que las fruslerías de la señora Lyttleton —dijo, acuciado por la necesidad de justificarse. Vanessa sonrió y se sentó a su lado, en el sitio acostumbrado.
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Vanessa se dedicaba a todo en la que la necesitaran, y esto a Zac le molestaba ya que podía encontrarla dedicándose a actividades tan diversas como la de clavar puntas en la carpintería o la de gatear por la galería de trabajo, que se levantaba a gran altura por encima del escenario. Este último ejemplo desbordó el vaso de la paciencia de Zac. Un día que pasaba por el escenario, descubrió a un pequeño grupo de trabajadores contemplando a Vanessa trabajar a considerable altura por encima de sus cabezas. Sujetando una soga con la mano, se afanaba en introducirla a través de una polea clavada al telar, suspendido a unos tres metros por debajo del techo del teatro. «Buen trabajo, niña», dijo uno de los operarios, mientras otro reía con admiración: «Esta chica es ágil como un mono.» Zac sintió que le faltaba la respiración. Un paso en falso y Vanessa caería a plomo sobre el suelo de tablones, situado a una considerable distancia. Apretó los dientes para no gritar, lo cual podría haberla asustado y dar pie a un fatal accidente. Sudando por todos los poros de su piel, lanzó un juramento sordo y, a grandes zancadas, se dirigió hasta una escalera de caracol construida detrás del escenario. Ascendió a toda prisa, subiendo los estrechos escalones de tres en tres, hasta llegar al puente de trabajo, una pasarela de medio metro de anchura colgada de unos estribos de hierro que partían de la rejilla y que discurría justo por debajo de la galería de trabajo.
—He acabado —proclamó Vanessa, tambaleándose ligeramente al mirar por el borde de la galería—. ¡Dios mío, sí que está alto! —Cuando vio a Zac detrás de ella, se asustó—. Señor Efron —dijo sorprendida—, ¿qué está haciendo aquí?
—¿Y usted qué está haciendo? —replicó con gesto grave—. Aparte de dejar que todo el mundo le vea todo, ¿como se le ocurrió subir con vestidito aquí arriba?—
—Eso no es justo, señor Efron. Sólo hago mi trabajo, que consiste en ayudar donde se me necesite...
—No si tiene que arriesgar su vida —le espetó—. Aunque en este momento siento deseos de romperle su precioso cuello yo mismo y ahorrarle así la molestia. Ahora, déme la mano.
—Puedo bajar sola...
--Deme la mano! —exclamó.-- Vanessa obedeció al fin y la mano de Zac se cerró sobre la muñeca de la joven en un doloroso torniquete, arrastrándola fuera de la galería en brazos. El puente de trabajo vibró a causa de la violencia del movimiento. Vanessa aulló de indignación cuando Zac se la echó al hombro como si fuera un saco de harina.
—¡Bájeme! —Chillo al empezar a bajar la escalera de caracol—. ¡No necesito que me ayude!—Zac siguió cargando con ella hasta llegar al escenario, donde la depositó sobre las tablas con violencia. Con una mirada feroz, Zac se dirigió en voz baja y amenazante a los avergonzados trabajadores, que permanecían de pie a poca distancia.
--Me gustaría que alguien me explicara por qué la señorita Montez estaba realizando un trabajo por el que pago a mis trabajadores.
—La señorita Montez se ofreció voluntaria —dijo uno de los hombres, avergonzado—. Nos dijo que, como es más pequeña y ágil, podía hacerlo en la mitad de tiempo que nosotros.
—De ahora en adelante —le interrumpió Zac—, si alguien le pide a la señorita que ponga un solo dedo en una soga, andamio o decorado móvil, lo despediré en el acto. —Volvió la mirada intimidatoria hacia Vanessa. Ésta, roja de furia, se frotaba la muñeca dolorida con su mano allí donde Zac había apretado con tanta fuerza—. Y no me voy a disculpar por esto —dijo cortante—. He tenido la tentación de hacer algo peor, créame.—
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miércoles, 3 de noviembre de 2010

CAPITULO 25: Because You Are Mine

Awww! que bonita imagen,hehehe,hola!!

Sus muchas ocupaciones le habían impedido buscar una sustituta para su última amante, y ninguna había despertado su interés... Hasta ahora….

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Los labios se le curvaron en una enigmática sonrisa. La idea de llevarse a la cama a una virgen o, al menos, a una chica muy inexperta, nunca le había atraído. Sin embargo, no pudo por menos que pensar en Vanessa Montez, en cómo se sentiría la chica entre sus brazos, en qué aspecto tendría desnuda en la cama, en qué pasaría si él se dejara llevar por toda aquella impetuosa energía...
—¡Maldita sea! —dijo en voz alta, alarmado por la dirección que estaban tomado sus pensamientos y obligándose a concentrarse en el trabajo.
Luego de un par de minutos Zachary escucho unas voces que provenían de otra sala. Al acercarse reconoció una voz masculina, mientras que la otra... La voz femenina provocó que una oleada de sensaciones ascendiera por su columna vertebral. Zac sintió cómo sus dedos se crispaban, hasta que sus puños se cerraron a ambos lados de su cuerpo. Debería haber sabido que si Vanessa andaba cerca algún otro actor repararía en ella. «No importa», se dijo, intentando tranquilizarse, pero, de repente, se dio cuenta de que estaba a punto de explotar. Tras seguir el sonido de las voces hasta la biblioteca, entró sin llamar. Mathew, un actor que el consideraba poco talentoso e idiota, estaba apoyado en un estante, hablándole a Vanessa, mientras ésta revisaba montones de libros situados encima de la mesa. En comparación con la altura del hombre ella parecía muy bajita. Vanessa noto su presencia,
—Señor Efron —saludó Vanessa con una sonrisa—. He decidido empezar a inventariar la biblioteca. Zac la ignoró y miró a Mathew.
—Pensaba que te habías ido.—replico con sequedad.
—Estaba... pero, entonces, me encontré con esta encantadora criatura.
—Mathew se detuvo antes de añadir—: En cualquier caso, no es actriz.—Era una clara alusión a que la orden de Zac había sido que se mantuviera alejado de las actrices de la compañía; no del resto de las empleadas. El actor sintió un irrefrenable deseo de rodear con las manos el carnoso cuello de Mathew.
—Deja que te aclare algo: no te acerques a nadie que trabaje para mí, cualquiera que sea su ocupación. ¿Has entendido?
—¡Oh, me ha quedado clarísimo! —Mathew sonrió a Zac—. Perdonadme, creo que mi presencia está de más.—Al salir, susurró—: No es de tu tipo, ¿verdad?--Zac no contestó, sólo mantuvo la mirada sobre Vanessa. Cuando Mathew se fue y se acallaron todos los sonidos, se dirigió a la chica con un gruñido sordo.
—Vayase a casa, señorita Montez.--Vanessa estaba desconcertada y a la defensiva. Parecía que, una vez más, y sin intención, lo había disgustado.
—Señor Efron, no he buscado las atenciones de Mathew, Me vio por casualidad al pasar por delante de la biblioteca y ha sido muy cortés. Sólo intentaba ayudarme..--Un destello frío y brillante iluminó los ojos azules de Efron.
—Estaba intentando ayudarla a quitarse la ropa y a meterla en su cama. Si es demasiado ingenua para darse cuenta, deje que le diga algo más Mathew Smith devora lindas muchachitas como usted con cierta regularidad. Lo único que obtendrá de él será un poco de sexo desenfadado.— dijo con brusquedad.
—¿Por qué no puede usted intentar ser un poco más dulce? —replicó Vanessa roja como la grana.—
—-Porque una chica como usted no inspira dulzura en un hombre... —Zac pronunció la palabra con un énfasis hiriente.Vanessa se puso rígida, se apartó de la mesa y, al dirigirse a la puerta, le rozó ligeramente.
—Si lo que está diciendo es que me he comportado de manera impropia... —Se detuvo con un grito cuando Zac, alargando el brazo, la agarró. Vanessa tuvo la sensación de que aquellas manos grandes la quemaban a través de la tela de la manga.Tirando de ella con brusquedad, el actor la volvió hacia él.
—Lo que digo es que cuando un hombre la mira, no puede evitar pensar...
Zac enmudeció y se la quedó mirando durante un largo rato. Vanessa tragó saliva con dificultad; el parpadeo de Efron se redujo. La chica se preguntó si él la deseaba y qué debería hacer ella para que se decidiera. Su corazón le dio un vuelco al percatarse de que Zac la estaba mirando como si intentara devorarla, tal y como había acusado a Mathew Smith de querer hacer.Los dedos del Vanessa temblaron, atormentados por la necesidad de tocar la cara del rubio, quería tener tiempo para ablandar esos labios y apretarlos contra los suyos... Quería perderse en sus brazos. Efron la soltó de manera tan repentina que casi la hizo caer de espaldas.
—Perdóneme —dijo Zac en un tono monocorde—. Mi comportamiento ha estado fuera de lugar.—Vanessa, con las rodillas temblando, sintió una punzada en la boca del estómago. Se fue acercando poco a poco a la mesa y se agarró al borde para no caerse.
—Yo... —Tenía los labios extrañamente secos y se los tuvo que humedecer antes de intentarlo de nuevo—. No volveré a hablar con Mathew Smith , señor Efron.
—Haga lo que desee —dijo él en tono cansino—. No tengo ningún derecho a poner objeciones a las compañías que elija.
Desconcertada, Vanessa miró fijamente el perfil de Zac. En un momento se había puesto hecho una furia y, al siguiente, mostraba una completa indiferencia. Algo debía de haber hecho mal; quizás había perdido alguna oportunidad de la que una mujer más experimentada habría sacado ventaja. Esperaba que Zac saliera del cuarto, pero el actor permanecía quieto y en silencio, como si tuviera agarrotados todos los músculos de su cuerpo. Parecía estar librando una espantosa batalla interior.
—¿Señor Efron? —preguntó en voz baja—. Si no le importa... ¿podría terminar lo que iba a decir?...— Zac volvió la cabeza y clavó los ardientes ojos azules en los de la chica.—Dijo que cuando un hombre me mira —le animó Vanessa— no puede evitar pensar...
La tensión fue en aumento hasta que el señor Efron sacudió la cabeza. con una risa sorda.
—¡Dios mío! —musitó al tiempo que salía a grandes zancadas de la estancia—. Me gustaría saber qué he hecho para merecer esto…..

Oh por dios! que pasara xD hehe baii

domingo, 3 de octubre de 2010

CAPITULO 24: Because You Are Mine

Hola,aki le sigo.....

—Señor Efron —dijo la morena….—, he pensado que podría ayudarle con su correspondencia.
—Al leer la falta de respuesta en su cara, añadió esperanzada—: Tengo muy buena caligrafía.—
Zac tardó una eternidad en responder. Contempló la pila de cartas sin contestar y luego volvió su mirada hacia ella. Muy despacio, y después de retirar unos cuantos libros que estaban apilados encima, acercó una silla.
—¿Por qué no? —masculló. Vanessa sonrio triunfante. Ella se sentó, cogió pluma y papel y se situó en la esquina de la mesa para escribir. El señor Efron extrajo una hoja de notas de encima del montón y la leyó en silencio mientras se tiraba de un mechón del flequillo. Vanessa nunca había visto a un hombre con un pelo tan hermoso; debía de haber muchas mujeres a quienes les gustaría acariciar aquellos alborotados rizos dorados. Disfrutando con aire culpable de la novedad de estar a solas con él, Vanessa continuó con su discreta inspección. La tensión de las largas piernas de Zac se hacía patente bajo los pantalones grises y evidenciaba unos músculos largos y en forma. Muchos de los papeles que interpretaba exigían grandes aptitudes atléticas; la intensidad de las escenas de lucha y esgrima que representaba noche tras noche le mantenían en una condición física extraordinaria.
—La carta va dirigida a monsieur Jaques Daumier, rué des Beaux Arts, París.—
Para sorpresa de Vanessa, Efron empezó a dictarle en francés, y se dio cuenta de que la estaba probando para ver si realmente dominaba el idioma. Desafiandolo ella comenzó a escribir con rapidez.
—Perdon, señor —le interrumpió Vanessa en mitad de una oración—, pero creo que este verbo debería ir conjugado en pretérito indefinido de subjuntivo...--
—Déjelo así..—Vanessa frunció el ceño.
—Señor Efron, estoy segura de que usted sabe lo estrictos que son con su idioma los franceses—
—Estoy seguro de que sé muchísimas más cosas acerca de los franceses que usted y conjugaré el maldito verbo como se me cante.—
—Muy bien —Vanessa inclinó la cabeza sobre el papel—, pero está equivocado —murmuró.—
De repente, Zac sintió que su enfado dejaba paso a un incontenible acceso de risa, y se vio obligado a realizar un serio esfuerzo para reprimir la carcajada que afloraba a su garganta. Nadie se había atrevido a hablarle así jamás, sólo Ashley le hablaba de igual a igual.
—Entonces, cámbielo —dijo, y siguió dictando antes de que la chica pudiera reaccionar. Cuando terminó la carta, estaba seguro de que a Vanessa tenía que dolerle la mano, pero en ningún momento le había pedido que dictara mas despacio. Pasaron a la siguiente carta, que iba dirigida al director de una compañía de seguros. En la misma, Zac comunicaba su intención de constituir un fondo, tanto para ayudar a los actores jubilados como para socorrer a sus viudas y huérfanos.
—Es muy generoso por su parte —manifestó Vanessa al terminar la carta—. Me temo que la mayoría de los directores de teatro no se preocupa por el bienestar de sus antiguos empleados.
—No es generosidad —contestó—, sólo una manera de atraer y retener en el Capital a los mejores actores. Cuanta más calidad tengan mis producciones, más dinero recaudo.
—Entonces, ¿el único motivo es el beneficio?—
—Exactamente.
—No lo creo, señor Efron. Usted es muy bueno... sólo que no quiere que nadie piense semejante cosa.
—¿Por qué piensa eso, señorita Montez? —contestó con una sonrisa.Vanessa le miró a los ojos sin pestañear.
—No me ha despedido, aun cuando estaba perfectamente justificado que lo hiciera. Ahora, al parecer está disponiéndolo todo para cuidar de sus empleados cuando sean demasiado viejos para trabajar. Son acciones pro¬pias de un hombre bueno.
—Señorita Montez... —Movió la cabeza como si fuera incapaz de abarcar la inmensa ingenuidad de Vanessa—. Nunca he hecho nada bueno. ¡Dios mío! Es increíble que haya llegado tan lejos sin sufrir daño alguno. No sabe nada de lo que he hecho en el pasado, o de lo que soy capaz de hacer. Por su propio bien, no confíe en nadie... incluido yo.
—¿Qué podría temer de usted?—
Con los puños cerrados, las enormes manos de Efron se posaron sobre el escritorio. Al mirar a Vanessa, sus ojos azules adquirieron una tonalidad violácea. Un silencio pesado inundó el despacho, mientras los latidos del corazón de la muchacha alcanzaban un ritmo alarmante.
—Dejaremos que lo averigüe usted misma —dijo con suavidad.
Con cada palabra que decía, Zachary Efron iba desvaneciendo las fantasías infantiles de Vanessa. Era un hombre de carne y hueso, lleno de defectos, y si conseguía acostarse con él, la experiencia podría cambiarla para siempre, emocional y físicamente. Al pensarlo, una oleada de inquietud recorrió su cuerpo.
Vanessa dejó de mirarlo a los ojos y posó la mirada en su regazo hasta oír la risa sorda
de Zac.
—Esto es todo por ahora —dijo el actor.
—¿Vuelvo mañana? —preguntó.
Transcurrió un largo silencio, durante el cual Zac, con el ceño fruncido, contempló la abarrotada mesa.
Con la ayuda de Vanessa podría limpiar la mesa en la mitad de tiempo que emplearía si lo hiciera solo; quizá no sería tan malo tenerla trabajando en el despacho una hora o dos al día. Sólo que... se había dado cuenta, no sin sorpresa, que estar sentado tan cerca de ella le hacia sentir... incómodo. Excitado. Frunció el ceño, cambió de posición y la observó detenidamente con los ojos entrecerrados.La muchacha era demasiado joven e inocente; y él no era aficionado a violar vírgenes, por muy tentadoras que pudieran resultar. Y pese a sus esfuerzos por ignorarla, Vanessa, con esa frescura y calidez desconocidas para él hasta entonces, era tentadora. Sintio un incrieble anhelo de rozarle la nuca con los dedos, pero se contuvo. Turbado, señaló la puerta con impaciencia.
—Sí, vuelva por la mañana —susurró.
—Que tenga usted un buen día, señor Efron —saludó Vanessa con una sonrisa.
Zac, sentado en la silla, se quedó mirando el umbral vacío de la puerta, escuchando cómo los pasos de Vanessa se apagaban gradualmente. La palpitante e impaciente calidez que sentía en la entrepierna se fue desvaneciendo poco a poco, y pensó que había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvo con una mujer. Meses. Sus muchas ocupaciones le habían impedido buscar una sustituta para su última amante, y ninguna había despertado su interés... Hasta ahora….

jueves, 2 de septiembre de 2010

CAPITULO 23: Because You Are Mine

Vanessa esperó a que la anciana considerara el problema…..
—Es una lástima que no tengas talento como actriz —dijo la señora Florence—. El lugar para acercarse a un hombre como Efron es el escenario, que es donde está más relajado. Excepto cuando actúa, sospecho que jamás baja la guardia, y sería sólo durante esos momentos de vulnerabilidad cuando podrías traspasar sus defensas.
—Quizá pudiera ofrecerme para apuntar a algún actor o actriz cuando estén aprendiendo su papel —sugirió Vanessa no muy convencida.
—Sí, es una excelente idea.
—Pero señora Florence... ¿y qué hago si consigo agarrar al señor Efron en uno de esos «momentos vulnerables»? ¿Qué tendría que decirle?
—Déjate guiar por la intuición. Limítate a recordar que no debes comportarte como una enamorada. Simplemente deja claro que estás disponible y dispuesta... Que ofreces placer sin complicaciones. Ningún hombre en el mundo podría resistirse.—
Vanessa asintió y luego de un par de consejos mas, estaba por marcharse cuando la señora Florence le dijo…--- Debes vestirte de otra manera niña, intentas seducir al hombre no espantarlo con tus trapos de adolecente—
La morena rio..—hare todo lo posible Nell, muchísimas gracias por sus consejos—finalizo y se dirigió a su departamento, donde se encontraría sola ya que su compañero de vivienda no estaba en la ciudad.
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Sorprenderlo con un beso. Durante el día siguiente, la picara sugerencia de la señora Florence no dejó de rondar la cabeza de Vanessa. Jamás encontraría el momento apropiado para hacer semejante cosa. El señor Efron resultaba... inalcanzable. En un intento por saber algo más de él, Vanessa se acercó a Arlyss Barry, que estaba tomando a solas el té en la sala de descanso. La actriz era una mina de información, conocía la vida y los milagros de todos los integrantes de la compañía y le encantaban los chismes.
—¿Así que te gustaría saber más sobre el señor Efron? —preguntó Arlyss—. Como a todos nosotros, Nessa. El señor Efron es el hombre más fascinante que he conocido, y el más difícil de conocer; es un fanático de su intimidad. Jamás invita a la gente a su casa y, que yo sepa, nadie de la compañía, a excepción de Ashley, lo ha visitado jamás allí.-- Vanessa frunció el ceño.
—El señor Efron y Ashley han sido alguna vez...—pregunto tímidamente Nessa
—Siempre se han parecido demasiado, supongo, los dos están tan enamorados del teatro que nunca ha habido sitio para nadie más. Luego, Ash conoció a Jared... pero ésa es otra historia. La respuesta a tu pregunta: Ash y el señor Efron nunca han tenido un romance. Ella me dijo que el señor Efron cree que enamorarse es lo peor que podría pasarle.
—Pero ¿por qué?--Arlyss se encogió de hombros
—Es el misterio del señor Efron. Ese hombre es todo secretos. —Bajó la voz y se inclinó sobre la taza de té—. Te diré algo que saben muy pocos: el señor Efron es hijo de un aparcero, y ni siquiera fue a la escuela. ¿Te lo imaginas?
—No, yo... —Vanessa estaba sorprendida de veras—. Parece tan culto, tan noble...
—Así es —reconoció Arlyss—
De hecho, Ash me insinuó en una ocasión que el Zachary había sido maltratado, que su padre le había golpeado y casi matado de hambre. Ésa es la razón de que sus familiares no vengan nunca a visitar el teatro o de que no se les permita asistir a una representación. Les paga para que se mantengan lejos de él.—
—Perdóneme, señorita Barry —musitó—. Tengo trabajo que hacer.—se despidió Vanessa.
Vanessa recorrió el pasillo camino del despacho del señor Efron, con el corazón latiéndole cada vez más deprisa a medida que se acercaba. La puerta estaba abierta, dejando a la vista la espalda del actor, que estaba sentado frente a su escritorio. La camisa blanca, recién planchada, se le pegaba a la espalda formando pliegues. Se había quitado el chaleco gris claro y de la corbata de seda negra que había llevado todo el día. Cuando Vanessa se detuvo en la puerta, Zachary se puso tenso y movió toda la poderosa musculatura de la espalda. Aunque Vanessa no había hecho ruido, él se volvió en la silla y sus azules ojos miraron de forma interrogante por encima del hombro.
—Señor Efron —dijo la morena….

jueves, 26 de agosto de 2010

CAPITULO 22: Because You Are Mine

Hola!!! =D
—Pobrecita —oyó que decía Corbin en voz baja—. Zac nunca se fijará en ella... En cualquier caso, es demasiado dulce para él.—…..

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Vanessa dejó de barrer y se recostó contra la puerta de entrada de la sala de ensayos. Después de haber oído a los actores —y todos tenían mucho más mundo que ella—, empezaba a darse cuenta de que había cometido un error. Suspirando profundamente, Vanessa deseó que hubiera alguien, alguna mujer sabia y experimentada, de quien poder recibir los consejos que con tanta desesperación necesitaba. Ashley, quizá... Pero jamás aprobaría sus proyectos. De repente, se le ocurrió una idea que hizo que su frente se despejara. Quizá sí hubiera alguien a quien recurrir.
Cuando Vanessa llego al departamento en el que habitaba, no dudo ni un segundo y se dirigió al departamento continuo del suyo. Su vecina, la señora Florence, le había sido de mucha ayuda en varias ocasiones. La morena tomo aire y toco la puerta. Una mujer de unos 73 años de edad abrió la puerta, por su estado parecía que estaba cenando o preparándose para acostarse. Una vez dentro, la anciana la condujo a la sala de estar.
—Querida, has vuelto más tarde de lo que esperaba. ¿Tan terriblemente ocupada te tienen en el teatro? Debes de estar hambrienta. Mandaré que traigan otra bandeja.
Vanessa le dio las gracias con un movimiento de cabeza y se sentó a su lado. Cuando el calor del fuego atravesó el traje de algodón sintió un escalofrío. A petición de la anciana, Vanessa le narró los acontecimientos del día mirando fijamente el fuego.
—Señora Florence, me gustaría pedirle consejo acerca de algo, aunque creo que voy a escandalizarla.
—Chiquilla, es imposible que me escandalice, he vivido demasiado como para que algo me sorprenda. —La anciana se inclinó hacia delante; los ojos le brillaban en el rostro suavemente arrugado—. Bueno, has despertado mi curiosidad... No me hagas esperar.
—He pensado que con su experiencia... Quiero decir, sus conocimientos... Querría preguntarle cómo... —Vanessa se detuvo, obligándose a hablar—. Quiero seducir a un hombre.--La anciana se recostó en el asiento sin pestañear.
—La he escandalizado —dijo Vanessa.
—Sorprendido sería más acertado, querida. No esperaba semejante pregunta de tí. ¿Estás segura de saber lo que haces? No me gustaría que cometieras un error del que más tarde te avergonzaras.
—Señora Florence —contestó Vanessa con ironía—, en toda mi vida no he conseguido hacer algo de lo que realmente pudiera avergonzarme.-- Los ojos de la anciana adquirieron un repentino brillo de excitación.
--Si estás decidida a poner en práctica tus intenciones, estaré encantada de aconsejarte. Sé bastante sobre hombres, o, al menos, sabía. Me atrevería a decir que no pueden haber cambiando mucho en los diez o veinte últimos años. Dime, ¿hay un hombre concreto al que quieras seducir?—
—A decir verdad, se trata del Zachary Efron.—respondió Vanessa timidamente
—¡Ah! —La señora Florence se la quedó mirando un buen rato con la mirada a la vez penetrante y distante. Era como si la hubiera asaltado
algún recuerdo del pasado, alguno que parecía estar saboreando-—. No te puedo culpar en lo más mínimo —dijo al cabo—. Si yo fuera una joven como tu, también intentaría seducirlo.—
—¿Lo haría? —preguntó Vanessa, sorprendida por la confesión.
—¡Ah, ya lo creo! Me parece que el señor Efron es uno de los pocos hombres de Inglaterra a los que merece la pena seducir.Por desgracia, nunca he tenido la oportunidad de conocer al señor Efron, pero le he visto actuar. La primera vez, hace cinco años; interpretaba a Yago en Ótelo... Jamás he visto una actuación con más talento: un malvado en estado puro, seductor, suave como la seda... Como actor, es digno de toda la admiración; como hombre, me temo que es bastante peligroso.—
—¿Peligroso? —preguntó nerviosa Vanessa.
—Sí, para el corazón de una mujer. Los hombres seguros son para casarse; los peligrosos, para el placer. Con éstos, tienes que asegurarte de que sólo los necesitas para eso. --
—Señora Florence, no le contará a nadie mis planes, ¿verdad?
—Por supuesto que no. Éste es un asunto muy íntimo. Además, no hay ninguna garantía de que lo vayas a conseguir. Por lo que sé de Zachary Efron —la mayoría por cosas que he oído de Ash—, no eres su tipo. Hay hombres con ciertas apetencias que sólo pueden satisfacer mujeres muy habilidosas, y tú... —Se detuvo y observó a Vanessa con ojo crítico—. Algo me dice que tu repertorio es muy limitado.
—Ni siquiera tengo repertorio —sentenció Vanessa.
—Esto dificulta un tanto las cosas. Por otro lado, posees juventud y belleza.—
—El problema es que ya he cometido un error. Tenía que haberme comportado de manera misteriosa y distante... En su lugar, he expuesto mis intenciones con toda claridad.
—¿Sabe que lo deseas? —preguntó la señora Florence con aire divertido.
—Sí, y ha dejado
—Sí, y ha dejado claro que no desea hacer nada conmigo.--
—Bueno, tu franco acercamiento no tiene, por fuerza, que ser un error —consideró la señora Florence—. Podemos asumir que un hombre como Efron esté acostumbrado a mujeres que se insinúan de manera sutil y sofisticada. A lo mejor, incluso fue un acierto que le desconcertaras.--
—No sólo le desconcerté —reconoció una Vanessa avergonzada—, de paso conseguí que le pegaran.—
—¿Que hiciste qué? —preguntó la señora Florence sobresaltada, y Vanessa le relató el accidente
La anciana la miraba entre divertida e incrédula—. Te diré una cosa, chiquilla... Esto es todo un desafío para mí, déjame pensar un instante.
Vanessa esperó a que la anciana considerara el problema………….


Bye!

jueves, 5 de agosto de 2010

CAPITULO 21: Because You Are Mine

Hola XP
--Para estar cerca de usted—

La desvergonzada declaración hizo que Zac meneara la cabeza. Viniendo de quién venía, carecía de sentido, pues la inocencia e inexperien¬cia de Vanessa no podían ser más evidentes. ¿Por qué quería tener una aventura con él?
—¿Su familia sabe que está aquí? —preguntó.
—Sí—contestó con cierta precipitación.
Los labios de Zac se torcieron en un gesto de escepticismo.
—¿Quién es su padre? ¿A qué se dedica?
—Es... un granjero—contestó con cautela.
La suspicaz mirada de Zac se deslizó por la suave tela de algodón y el corte delicado del vestido de la chica— ¿Por qué no está en casa con su familia, señorita Montez?
Las contestaciones de Vanessa se iban haciendo cada vez más titubeantes y Zac lo percibió.
—Me he peleado con ellos.
—¿Por qué? —preguntó el actor, y no le pasó desapercibido el rubor que afloró a las mejillas de la chica a causa de la mentira.
—Preferiría no decirlo...
—¿Tiene que ver con un hombre?
El parpadeo de sorpresa en los ojos castaños de Vanessa confirmó a Zac que su suposición era acertada. Acomodándose la silla, la estudió con serenidad.
——Lo dejaremos aquí, señorita Montez. No necesito saber, o preocuparme, por sus asuntos personales. No obstante, déjeme advertirle de nuevo que si, por cualquier razón, alberga algún tipo de esperanza de que usted y yo vayamos a...
—Entiendo —le interrumpió con total naturalidad—. No quiere tener ninguna aventura conmigo. —Se dirigió a la puerta y, al llegar a ella, se detuvo y añadió—: Sin embargo, la gente puede cambiar de opinión.
—Yo no —dijo él, y frunció el ceño cuando la chica desapareció de su vista.
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Mientras barría el suelo de la sala de descanso y recogía platos y tazas de té sucias, Vanessa escuchó a algunos de los más famosos actores del Capital discutir acerca de las causas de enamoramiento de la gente.
—No es lo que muestras —decía Arlyss Barry, una diminuta actriz cómica de pelo ensortijado—, sino lo que escondes. El señor Efron, por ejemplo: obsérvalo en cualquiera de los papeles que interpreta y verás que siempre esconde algo. Lo que hace que te atraiga una persona es su misterio.
—¿Estamos hablando del teatro o de la vida real? —preguntó Corbin Bleu, el caballero morocho que había pegado por accidente al Zachary durante el combate.
—¿Es que hay alguna diferencia? —inquirió con simulado desconcierto Lucas Grabeel, otro joven actor contratado---.
—No en este caso —afirmó Arlyss Barry—. La gente siempre quiere lo que no tiene. El público se enamora del protagonista porque nunca pertenecerá a ninguno de ellos. En la vida real, sucede lo mismo. No hay mujer u hombre vivo que no se haya enamorado de alguien que estuviera fuera de su alcance.
Con la escoba y el recogedor en la mano, Vanessa se detuvo cerca del grupo.
—No sé si estoy de acuerdo —dijo con aire pensativo—. No estoy muy conectada en estos temas, pero... si alguien fuera muy amable con una y la hiciera sentir segura y querida... ¿no lo encontraría atractivo?
—No lo sé —contestó Lucas , sonriendo con desenfado—. Quizá deberías comprobar tu teoría conmigo, Nessa, y veríamos si funciona.
—Creo que Nessa ya la está probando con otra persona —terció Arlyss con malicia, y se rió al ver que Vanessa se ruborizada—. Perdóname, querida... Nos gusta tomarnos el pelo unos a otros. Me temo que tendrás que acostumbrarte a ello.
Vanessa recuperó la sonrisa.
—Por supuesto, señorita Barry.
—¿En quién estás probando tu teoría? —preguntó Lucas con vivo interés—. ¿No me dirás que en el señor Efron? —Simuló indignarse cuando vio que el rubor de Nessa se hacía más intenso—. ¿Por qué con él y no conmigo? De acuerdo, es rico, guapo y famoso... pero ¿qué tiene, además de eso?
Sin saber cómo escabullirse de la broma, Vanessa empezó a mover con energía la escoba, salió barriendo de la habitación y siguió haciéndolo por el pasillo.
—Pobrecita —oyó que decía Corbin en voz baja—. Zac nunca se fijará en ella... En cualquier caso, es demasiado dulce para él.—

lunes, 26 de julio de 2010

CAPITULO 20: Because You Are Mine

Ahhhhhh!!!!!me muero,ya salio el trailer,y mas fotos,hahaha,diganme si asi me pongo con las fotos y el trailer,QUE CARAJOS VA A PASAR CUANDO VEA LA PELICULA!!!!!hahaha,bueno como soy feliz subo cap disfrutenlo...

Zac salió del despacho decidido a encontrar a la chica de inmediato. Cuando entro al despacho de la señora Lyttleton ésta le pregunto.

—¿Qué puedo hacer por usted, señor Efron? —dijo la costurera con alegría—. ¿La camisa que se puso ayer noche todavía le queda corta de mangas? Si es necesario, volveré a alargarlas.
Zac no estaba para idioteces.
—Hay una chica nueva..., la señorita Montez. Quiero verla.
—Ah, esa preciosa chiquilla, ¿no? La he mandado a la parte de atrás con unas cestas de vestidos que han de lavarse de manera especial. La seda es demasiado delicada para secarla al aire de la ciudad, con todo ese hollín, así que se van a llevar al campo, donde los trajes se lavarán y secarán...
—Gracias —la interrumpió Zac, muy poco interesado en las complejidades de la lavandería—. Que tenga un buen día, señora Lyttleton.
--Después de llevar las cestas al carro de la lavandería —añadió la costurera—, tiene que llevarle a su oficina los bocetos de los vestidos para Ótelo.
—Gracias —dijo Zac entre dientes, sintiendo cierta irritación, cuando no alarma, ante la noticia de que Vanessa Montez fuera a visitar su despacho. Con los desastres que parecían ocurrir siempre que la chica se hallaba cerca, se daría por satisfecho si, durante el rato que llevaba ausente, el despacho no había quedado reducido a un montón de escombros.
Sin embargo, cuando llegó al pequeño cuarto que consideraba su territorio sagrado, lo encontró vacío... y considerablemente más limpio de lo que había estado en años. Los libros y los montones de papeles habían sido apilados con esmero, el polvo no cubría ya las estanterías y los muebles y su caótico y abarrotado escritorio aparecía ahora limpio y ordenado. Zac entró en el despacho y miró por todas partes desconcertado.
—¿Cómo demonios voy a encontrar algo ahora? —murmuró. Una mancha de color dentro del cuarto captó su atención: alguien había colocado una rosa roja en un vaso de agua encima de la mesa.
Sorprendido, Zac tocó la aterciopelada flor de invernadero.
—Es una oferta de paz —la voz de Vanessa surgió a sus espaldas. Efron se volvió y la vio asomada al marco de la puerta con una amistosa sonrisa—. Junto con la promesa de no volver a lastimarlo.
Perplejo y en silencio, Zac la miró. Las ansias de despedirla de inmediato se desvanecieron en sus labios. Hasta ese momento, había madurado la decisión sin el más mínimo atisbo de remordimiento, pero aquel rostro dulce y optimista le hizo sentirse claramente incómodo. Por otro lado, no podía despedirla sin quedar a ojos de los integrantes de la compañía como un ogro. Le asaltó la duda de si la chica era en verdad tan inocente como aparentaba o, si por el contrario, no era más que una astuta manipuladora. Sus grandes ojos castaños no le aportaron pista alguna.
Por primera vez, Zac se dio cuenta de que Vanessa Montez era bonita —mejor aún, hermosa—, que tenía unos rasgos delicados, una piel morena y una boca tan inocente como sensual. La figura, curvilínea y delicada, no carecía en absoluto de atractivo.
Zac se sentó en la silla y estudió a la chica con detenimiento.
—¿De dónde ha sacado esto? —preguntó señalando la rosa.
—Del mercado de flores, fui allí esta mañana.--
—No es un lugar seguro para que vaya sola, señorita Montez. Los ladrones y gitanos no tendrían ni para empezar con una señorita como usted.
—No tuve ningún problema, señor Efron —dijo con una reluciente sonrisa—. Es muy amable al preocuparse por mí.
—No estoy preocupado —replicó con rotundidad, mientras movia los dedos encima de la mesa—. Es sólo que he sido testigo de cómo parece acompañarle los problemas.
—No es cierto —protestó Vanessa sin resentimiento—. Diría que, hasta ahora, nunca le había causado problemas a nadie. He llevado una vida muy tranquila.
—Entonces, cuénteme por qué una chica aparentemente bien educada como usted busca trabajo en el teatro Capital.---
—Para estar cerca de usted…..

hahaha,weno hasta ahi llega mi inspiracion y para ke no digan que soy envidiosa les dejo el trailer
http://www.youtube.com/watch?v=V-TnFoRKtoM
weno yo me ovy voy a ver el trailer otra vez XD,haha,bye

jueves, 22 de julio de 2010

CAPITULO 19: Because You Are Mine


--La quiero fuera de aquí —murmuró, y abandonó el taller con paso decidido----
Se dirigió al despacho de Ash con la intención de dar rienda suelta a su enfado. La culpa de todo la tenía ella, por haber insistido en contratar a la chica. Así pues, la responsabilidad de despedirla recaía sobre Ashley. La encontró sentada en el escritorio, repasando concentrada la programación de la semana. Ash alzó la mirada hacia él y la sorpresa la hizo palidecer.
—Zac, ¿qué ha ocurrido? Parece como si te acabara de arrollar un auto.
—Peor aún. Acabo de tener otro encuentro con tu pequeña protegida.
—¿Vanessa? —preguntó Ash con el ceño fruncido por la preocupación—. ¿Qué ha ocurrido?
Le contó lo sucedido en la carpintería, pero en lugar de reaccionar con la preocupación y consternación que esperaba, Ash pareció encontrar la historia tremendamente divertida.
—Pobre Zac —dijo sonriendo—. No me extraña que estés de un humor de mil demonios. Bien, no puedes culpar a Nessa.
—¿No puedo? —preguntó Efron con acritud.
—Sólo es su primer día y le llevará algún tiempo familiarizarse con el entorno.
—Su primer día —replicó Zac— y el último. Ash, quiero que se vaya. Lo digo en serio.
—No entiendo por qué encuentras a Vanessa Montez tan desagradable. —Ash se apoyó en la silla con una expresión de curiosidad que enfureció a Zac.
—Es una chica inexperta, que no sabe nada sobre el teatro.
—Todos hemos sido inexpertos alguna vez —replicó Ash y le dedicó una mirada un tanto burlona—. Todos, excepto tú, claro, que debes de haber salido del seno materno sabiéndolo todo sobre el teatro...
—No pertenece a este mundo —la interrumpió Zac—. Ni siquiera tú puedes discutir ese detalle.
—Quizá no —admitió—, pero Vanessa es una jovencita dulce e inteligente que, sin duda alguna, se encuentra en algún tipo de apuro. Quiero ayudarla.
—La única manera de ayudarla es devolverla al sitio de donde procede.
—¿Y qué pasa si está huyendo de una situación de peligro? ¿No te preocupa por lo menos un poco? ¿Ni siquiera despierta tu curiosidad?
—No.
Ash suspiró con desesperación.
—Si no la dejamos trabajar aquí, quién sabe en qué circunstancias puede llegar a encontrarse. Si lo prefieres, le pagaré el sueldo de mi propio bolsillo.
—¡No dirigimos una casa de caridad, maldita sea!
—Necesito una ayudanta —digo Ash—, la necesito desde hace bastante tiempo, y Vanessa es justo lo que preciso. ¿Por qué te enerva tanto?
—Porque ella... —Zac cerró la boca de repente. El problema era que la chica le molestaba por razones que no alcanzaba a entender. Quizá fuera porque se mostraba ridiculamente franca y desprotegida... La antítesis de su propia naturaleza. Le hacía sentir incómodo porque le recordaba todo lo que no quería ser, todas aquellas cosas que, no sin esfuerzo, había cambiado de sí mismo. Sin embargo, no era su intención divertir a Ash con semejante información. A Ashley siempre le había fastidiado que dirigiera su vida y sus emociones con aparente facilidad.
—Zac —dijo Ash con impaciencia, desistiendo de leer sus pensamientos—, has de poder dar alguna explicación.
—El hecho de que sea una tonta patosa debería ser suficiente.-- A Ash se le desencajó la mandíbula por el asombro.
—¡Cualquiera puede tener un accidente ocasional! ¡No es típico de ti ser tan mezquino!
—He dicho que se va y no quiero hablar más sobre este asunto.

—Entonces serás tú quien la despida. Estoy segura de que se me atragantarían las palabras.
—Yo no tendré tal problema—aseguró Zac—. ¿Dónde está?
—La envié a ayudar a la señora Lyttleton con los vestidos —contestó con brusquedad Ash, dándole la espalda y poniéndose a revolver un montón de papeles que había sobre la mesa.
Zac salió del despacho decidido a encontrar a la chica de inmediato. Cuando entro al despacho de la señora Lyttleton…..


jueves, 15 de julio de 2010

CAPITULO 18: Because You Are Mine

—Entonces, lo harás —le aseguró Ashley—, a menos que el señor Efron pueda aducir una muy buena razón para lo contrario... Algo que, supongo, será bastante improbable…..

Zac, de pie en la parte trasera de la carpintería del teatro Capital, estudiaba con detenimiento la nueva escenografia.
—Nunca los habíamos hecho tan grandes —comentó a los dos carpinteros.
Zac alargó la ancha mano y agarró una de las vigas de madera para comprobar su solidez.
—Sería mejor que engancharas el bastidor trasero a un listón de madera y lo atornillaras al suelo. No quiero correr el riesgo de que caiga sobre alguien. Es una pieza tremendamente pesada.
Apartándose de los bastidores dobles, Zac se tiró del flequillo con mirada ausente.
—Veamos cómo cae el primero —dijo.
—Muy bien, señor Efron —contestó el ayudante con cierto recelo—. Aunque debo advertirle que todavía no he probado el mecanismo.
—Ahora es tan buen momento como cualquier otro.
—Bajen el delantero —ordenó Robbie, y los ayudantes empezaron a dejar caer el primer decorado.
Por el rabillo del ojo, Zac vio entrar a alguien en el taller. Se trataba de una chica delgada, que llevaba consigo una escoba, un recogedor y un sacudidor del polvo hecho de tiras de trapo. «La chica nueva», se dijo Zac con una punzada de irritación. Vanessa no parecía haberse dado cuenta de la demostración que se estaba llevando a cabo... y se dirigía di¬rectamente hacia el lugar donde habría de caer la pesada escenografia.
—¡Cuidado, imbécil! —exclamó Zac con brusquedad. Vanessa se detuvo y se lo quedó mirando, aturdida, con ojos de cervatillo, mientras la estructura de madera se desplomaba sobre ella.
De inmediato, Zac se abalanzó hacia delante, la agarró y se giró para protegerla con su cuerpo. El pesado bastidor cayó sobre el hombro herido del actor, provocándole un dolor tan intenso que le hizo tambalearse y blasfemar.
Durante un momento se quedó sin respiración; como buenamente pudo, consiguió no perder el equilibrio. Apenas se dio cuenta de que Robbie y los otros salían disparados para levantar y retirar el bastidor, mientras la chica se apartaba de él.
—Señor Efron —preguntó confundida—, ¿está usted bien? Lo siento muchísimo.

Zac sacudió ligeramente la cabeza, la cara blanca, intentando por todos los medios reprimir una irrefrenable náusea; no tenía la intención de pasar la vergüenza de echar a perder el almuerzo en mitad de la carpintería. Siempre consciente de su imagen de autoridad, nunca se ponía enfermo ni mostraba debilidad o indecisión ante sus empleados.
—¡Dios mío, su hombro! —exclamó Vanessa sin poder apartar la mirada de la camisa del actor, donde empezaban a aparecer algunas manchas de sangre a causa de la abertura de la herida—. ¿Puedo hacer algo?
—Sí... alejarse de mí —murmuró Zac una vez ganada la batalla contra la náusea. Tras una profunda y revitalizadora bocanada de aire, añadió—: ¿Qué demonios hace aquí?
—Venía a barrer las virutas y trozos de madera y a limpiar las herramientas de los carpinteros y... ¿hay algo que quiera que haga, señor?
—¡Fuera! —vociferó Zac con el ceño fruncido y el rostro endurecido—. ¡Antes de que la estrangule!
—Sí, señor —contestó, sumisa,
Vanessa.
Con toda probabilidad, cualquier otra chica en su situación habría roto a llorar. Aunque a regañadientes, Zac no tuvo más remedio que reconocer su entereza. En el Capital, todo el mundo temía sus arranques de furia, e incluso Ash le evitaba cuando estaba de un humor de perros.
Vanessa lanzó una mirada de disculpa hacia Robbie.
—Lo siento señor Cleary. Volveré más tarde para barrer.
—No te preocupes, muchacha. —El carpintero jefe esperó a que Vanessa se fuera antes de volverse hacia Zac—. Señor Efron —dijo a modo de reproche—, estoy seguro de que no era necesario hablar a la muchacha de esa forma. Sólo intentaba ayudar.

—Es un desastre con patas.
—Pero señor Efron —terció Jeff, el aprendiz—, Nessa sólo parece tener accidentes cuando usted está cerca. El resto del tiempo lo hace todo muy bien.
—No me importa. —Zac mantenía la mano sobre el hombro, que le ardía como el fuego. Le dolía la cabeza; parecía estar a punto de estallarle—. La quiero fuera de aquí —murmuró, y abandonó el taller con paso decidido…..

lunes, 12 de julio de 2010

CAPITULO 17: Because You Are Mine

Hola!!!!,haha,bien bien,se que estuve ausente muxo time,pero esk me enferme y estuve internada =(,pero weno,eso me dio mas inspiracion,y aki les va el cap,=D,hahaha,weno dejo de habler y pongo el cap,perdon por la hora

No le cupo duda alguna de que aquélla no era la vía adecuada para seducir a un hombre…

¿Por qué no le gustaba? Siempre le había resultado fácil hacer amigos, supuso que no era el tipo de mujer que prefería el Efron. ¿Le sería muy difícil cambiar sus sentimientos hacia ella? ¿Y cuánto tiempo le llevaría? Preocupada, se quedó mirando hacia las ensombrecidas bambalinas, donde los actores esperaban pacientemente entre los decorados móviles.
Se alzó el telón, y la historia de los jóvenes y atribulados amantes se reanudó. Prueba innegable del talento del señor Efron fue que, excepto el personaje que interpretaba, de la mente de Vanessa desapareció todo.
Después de una serie de intrincados giros arguméntales, el villano terminaba por darse cuenta de que, aun cuando lograra casarse con la bella muchacha, jamás conquistaría su amor. Tras adoptar el papel de benefactor anónimo, ayudaba a la pareja a fugarse sin dejar que supieran jamás que había sido el único responsable de su felicidad. Zachary interpretaba al personaje sin un atisbo de autocompasión y sin perder en ningún momento la máscara de cinismo. Aunque, de alguna manera, su estricto au-tocontrol hacía saber al público que su corazón estaba roto. El final de la obra era convenientemente agridulce.
El teatro estalló en gritos atronadores y aplausos de entusiasmo que duraron hasta que los actores volvieron al escenario para recibir el merecido tributo. La mayor parte de los vítores iba dirigida a Zac, que aceptó con una sonrisa y con una serie de reverencias apenas perceptibles. Tras anunciarse el programa de la noche siguiente, el telón cayó por última vez a pesar de los insistentes clamores de la concurrencia.
Vanessa tuvo buen cuidado de escabullirse antes de que el señor Efron la vea de nuevo. Alcanzó a ver su cabeza morena entre bambalinas, en el momento en que una muchedumbre de admiradores lo rodeaba. Todos querían estar cerca de él. Con un suspiro, Vanessa se dirigió al despacho..
—¿Has disfrutado de la obra, Vanessa? Alzó la vista para ver a la Ashley Tisdale.
—¡Ah, ha sido la mejor experiencia de mi vida! —contestó tras una breve lucha por encontrar las palabras adecuadas.
—¡Dios mío! —dijo Ashley, riendo por el entusiasmo de su protegida.
—No es de extrañar que digan que el señor Efron es una leyenda viva. El... él —Vanessa se detuvo sin saber cómo describir la actuación de Efron.
—Sí, ya lo sé —contestó la rubia, todavía con una sonrisa en los labios. La euforia de Vanessa se desvaneció de repente.
—Me temo que esta noche el señor Efron me ha visto entre bastidores. Sigue sin aceptarme. Lo dejó muy claro.-- Ash arqueó las cejas sorprendida.
—Es muy raro en él. Nunca ha discrepado conmigo por la gente que he contratado. No comprendo el motivo... —Dejó de hablar y se quedó mirando atentamente a Vanessa con expresión de perplejidad—. No te preocupes, querida. Mañana por la mañana, antes del ensayo, me reuniré con él y todo se arreglará.
—Espero que sí —dijo Vanessa. Tras una pausa, añadió—: Deseo con toda mi alma trabajar en el Capital.
—Entonces, lo harás —le aseguró Ashley—, a menos que el señor Efron pueda aducir una muy buena razón para lo contrario... Algo que, supongo, será bastante improbable….

martes, 6 de julio de 2010

CAPITULO 16: Because You Are Mine


--Ash tiene un corazón muy blando —la interrumpió—, y usted se ha aprovechado de ella. Yo no soy tan fácil de manipular.—finalizo Efron..

—No he manipulado a nadie —protestó Vanessa. En ese momento llegó un asistente portando una camisa limpia de lino blanco y un chaleco, para ayudar a cambiarse a Zac para el segundo acto.
—George —saludó Efron de manera cortante al tiempo que se desabrochaba la camisa mojada. Quedaban pocos minutos para que comenzara el segundo acto.
Hasta ese momento, Vanessa jamás había visto desnudarse a un hombre. A medida que se soltaban los botones, iba surgiendo una brillante musculatura. Conmocionada, se acercó a la puerta.
—Señor Efron... creo que debería irme ahora.--
—¿Va a abandonar el Capital? —inquirió con frialdad, mientras te minaba de quitarse la camisa arrugada.
Vanessa bajó la mirada con precipitación, aunque la imagen de aquel pecho amplio y desnudo ardía en su cerebro.
—Si Ashley me lo autoriza, me quedaré.
—Entonces quédese si quiere, pero pagará por ello. Voy a convertir su vida en un infierno. ¿Ha entendido?
—Sí, señor Efron —susurró Vanessa, huyendo del camerino a toda prisa justo en el momento en que Efron empezaba a desabrocharse los pantalones.
Cuando la puerta se cerró, Zac se detuvo y deseó con firmeza que se desvaneciera aquella furiosa excitación sexual. Cuando termino de cambiarse George interrumpió sus pensamientos,
—¿Necesitará algo más el señor? —murmuró.
Un balde de agua helada no habría venido mal, por no hablar de un buen trago, pero Zac meneó la cabeza y, dándose la vuelta, continuó preparándose. Con la mirada fija en el espejo, Zac suspiró intentando concentrarse en el trabajo que tenía por delante... Pero su mente al completo estaba ocupada por la muchacha: Vanessa. ¿Quién era y por qué maldita razón quería trabajar en el Capital? A todas luces era una chica demasiado distinguida para un sitio así, lo suyo no era mezclarse con la complicada gente del teatro. ¿En qué había pensado Ash al contratarla? Le habría encantado poder abordar a su codirectora y arrancarle una explicación, pero no quedaba tiempo. Tenía que acabar la representación, y nada había más importante que darle al público del Capital exactamente lo que quería.
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Como pudo, Vanessa volvió a su privilegiado lugar detrás del telón. Colocó sus ardientes mejillas sin duda, teñidas de un carmesí entre las manos. ¿Se había equivocado al insistir en permanecer en el Capital pese a la desaprobación del señor Efron? No le cupo duda alguna de que aquélla no era la vía adecuada para seducir a un hombre.

lunes, 5 de julio de 2010

CAPITULO 15: Because You Are Mine


Era el señor Efron…

El brillo de la transpiración hacía resaltar cada ángulo del rostro del actor. Aunque el color de los ojos estaba envuelto en sombras, el resplandor de una creciente furia resultó inconfundible.
—¿Usted...? —dijo—. ¿Qué car*ajo está haciendo en mi teatro?--- la morena se quedo petrificada por la agresividad del joven. La sorpresa hizo que respondiera con lentitud.
—Señor Efron... Por lo que veo, su amiga todavía no le ha hablado de mí.
—Le dije que aquí no había nada para usted.
—Sí, señor, pero Ashley no estaba de acuerdo. Me ha contratado como su ayudante.
—Está despedida —dijo con brusquedad, al tiempo que se inclinaba hacía delante, alzándose imponente sobre ella.
Vanessa podía oler el sudor de la piel y la humedad de la camisa de lino del actor, algo que no le desagradó en absoluto... Es más, le resultó fascinante. Efron hacía que todos los demás hombres que había conocido en su vida parecieran blandos e insulsos.
—No, señor —contestó, sin apenas creer que fuera capaz de contradecirlo. Se produjo un breve silencio.
—¿No? —repitió Efron con un hilo de voz, como si jamás hubiera escuchado semejante réplica.
---Ashley me ha dicho que yo le iba aser muy util, y que si usted se oponía acudiera a ella.—
De la garganta del actor brotó una desagradable risotada.
_-Eso ha dicho? Me gustaría saber a quién pertenece este maldito teatro. Acompáñeme. —Y la agarró del brazo con dureza. Una jadeante Vanessa fue empujada hacia el camerino del actor, mientras sus oídos no hacían mas que escuchar maldiciones.
--- Emmm... le agradecería que no utilizara semejantes palabras en mi presencia.--- dijo ella tímidamente.
—Entra en mi teatro sin que la inviten, me persigue suplicando un empleo... ¿y ahora me da una leccion de modales?
La puerta se cerró con fuerza y se quedaron de pie mirándose fijamente a los ojos; él con furia evidente, ella con callada obstinación. Vanessa no iba a permitir que la despidiera…
—Nunca hubiera imaginado que tras un hombre como usted se escondiera semejantes palabrotas—dijo Vanessa evitando la mirada de Zac. El abrió la boca para contestar, pero se limitó a murmurar algo.
Vanessa levanto la mirada del suelo para poder observarlo mejor, en la pequeña y bien iluminada habitación todos los detalles de la cara del actor aparecían llenos de vitalidad. La tez broncínea hacía innecesario el maquillaje, su mirada era tan penetrante que casi resultaba doloroso mantenerla, y su amplia mandíbula tenía la consistencia del granito. Ella se detuvo en sus labios preguntándose como seria besarlo. Pero la profunda voz del actor la devolvió a la realidad.
—Ha cometido un error, señorita Montez. Aquí no hay sitio para usted.
—Señor Efron, si sigue enfadado por mi torpeza de esta mañana, me disculpo por ello. De ahora en adelante seré muy cuidadosa. ¿No me dará otra oportunidad?
Lo que enfurecía a Zac era su forma de reaccionar ante ella. El recuerdo de la muchacha le había perseguido todo el día. La figura de aquella mujer habría podido derretir su glaciar, pero a Zac sólo le sirvió para reafirmarse en su resolución.
--- No tiene nada que ver con lo de esta mañana —dijo con brusque-- Lo único cierto es que aquí no hace falta.--
—Pero Ashley me dijo que había muchas cosas que hacer. Podría yudar con... el vestuario, la biblioteca del teatro...--
--Ash tiene un corazón muy blando —la interrumpió—, y usted se ha aprovechado de ella. Yo no soy tan fácil de manipular.—finalizo Efron..

sábado, 3 de julio de 2010

CAPITULO 14: Because You Are Mine


Esa noche sólo tenía una cosa que hacer: ver la primera representación teatral en Londres de Zachary David Alexander Efron.

Cuando llego al lugar, Ashley Tisdale le buscó un lugar entre basti¬dores desde donde poder ver la obra.
—Aquí estaras bien —dijo—. Sólo asegúrate de que nadie tropieze con tigo hoy, no te agradara te lo aseguro.--- la rubia sonrio y luego se marcho.
Obediente, Vanessa se acurrucó en un lateral, comprobando que, aunque desde un ángulo extraño, podía ver la mayor parte de lo que ocurría en el escenario. La obra se desarrollo medianamente bien hasta que Vanessa muy concentrada en la actuación de los jóvenes dio un respingo al darse cuenta que se sentía identificada con la protagonista, una ingenua jovencita a la que impiden casarse con el amor de su infancia y a la que, a cambio, se la promete en matrimonio con un hombre malvado que se niega a entregarla a los brazos de su auténtico amor. Para sorpresa de Vanessa, Zachary Efron no fue el elegido para interpretar al verdadero amor de la chica, sino que debía interpretar al villano de la obra. Cuando, entró en escena, un estremecimiento electrizante se apoderó del público. Al igual que el resto de los espectadores, Vanessa quedó fascinada por el aire amenazador del personaje. Quería la chica para él y ni siquiera el hecho de que ella amara a otro le impediría alcanzar su propósito. Con cada minuto transcurrido la morena no podía evitar quedar más fascinada con aquel hombre corpulento de una belleza absoluta. Cada vez que Efron hablaba, su respiración se cortaba.
—¿Qué pasa al final? —Vanessa no pudo evitar preguntarle en un susurro a un hombre que se había detenido a su lado—. ¿Consigue casarse el señor Efron con ella o la deja marchar con el otro hombre?—éste sonrio satisfecho al ver la fascinación en el rostro de la muchacha.
--- No puedo decírtelo —contestó—. Ni loco te estropearía el final.—
Antes de que tuviera ocasión de suplicarle, terminó el primer acto y llegó el intermedio. Vanessa se echó a un lado cuando cayó el telón. Un grupo de bailarines entró en el escenario para entretener al público hasta que empezara la segunda parte de la obra. Invadida por la melancolía, Vanessa esperó en la penumbra, escondida tras la abertura en la cortina de terciopelo. El momento de la reanudación se le hizo eterno sintió que un ormigueo de felicidad recorría su cuerpo. No había ningún otro lugar en el mundo en el que deseara estar más que allí.
Una gran forma negra pasó a su lado, era un hombre que venía a grandes zancadas desde el escenario, rumbo a los camerinos. Al llegar a su altura, los hombros de ambos se rozaron y el hombre redujo el paso. Se detuvo y levantó la mano hasta el punto donde se habían tocado. Lentamente, se volvió para mirarla. Los ojos de ambos se encontraron, y Vanessa sintió una punzada de inquietud en la boca del estómago. Era el señor Efron…

viernes, 2 de julio de 2010

CAPITULO 13: Because You Are Mine


El viaje fue corto pero silencioso, ya que no tenían mucha confianza mutuamente como para ya habar de sus vidas….Al llegar, Le enseñó el interior del departamento sin dejar de lado un solo detalle. Vanessa admiraba la cantidad de fotografías que había en el departamento de Chad, en mas de una aparecia con Zachary. Luego del recorrido el rubio la condujo hacia el living, donde le indico que se sentara.

--Bueno, ya recorriste mi casa, y prácticamente viste todas las fotos que jure que nunca le mostraría a una chica—bromeo y Vanessa rio—ahora tenes que contarme algo de vos—replico.
—Ah —dijo el muchacho mirando la cara de Vanessa—, ya veo que no quieres hablar de tu pasado. Bueno, encontraremos otros temas de conversación.
--Gracias señor Michael—
--Oh dios!—Vanessa se sobresalto—No me digas asi! Prácticamente tengo tu misma edad, un par de años mas diría yo.. a propósito, que edad tiene?—
--18—
-- bueno tengo exactamente 4 años mas que vos Ness, asi que no me tutees! Jaja, puedo llamarte Ness? Es que ecuche a Ash llamarte Nessa y me pareció que yo podría llam..
--no hay problema—lo interrumpió vanessa con una sonrisa.
--Perfecto!..—
Luego de unos incomodos minutos en silencio, Vanessa decidió romperlo..
--Sera mejor que valla a deshacer mi equipaje—
--Si si mejor, hasta luego Ness—
--Adios—dicho esto vanessa se apresuro a lo que seria su habitación, estaba nerviosa porque tenia que deshacer su valija vestirse bastante elegante y partir hacia el teatro para poder ver a Zac Efron actuar. Por lo tanto decidió que se iba a poner un vestido negro, bastante cortito, con una faja violeta a la altura de la cintura y junto con unos tacones. Decidio que seria mejor dejarse suelto el pelo, asi podría seducirlo mas al actor. Cuando termino no se sentía muy comoda debido a la altura, no estaba acostumbrada a usar tacos. Por lo tanto se miro una ultima vez en el espejo y salió de la habitación.decidida se dirigió a la puerta de entrada, esa noche sólo tenía una cosa que hacer: ver la primera representación teatral en Londres de Zachary David Alexander Efron.

miércoles, 30 de junio de 2010

CAPITULO 12: Because You Are Mine


Vanessa se sintió aliviada e incomoda a la vez. Aliviada por el hecho de que ya tenia lugar donde quedarse pero incomoda porque aquel muchacho de ojos celestes acababa de coquetear con ella en frente de su jefa, no quería que cuando este a solas con aquel muchacho el se aprovechara de ella.

--Ya no la molestes Chad! Va a pensar cualquier cosa de ti!—respuso Ashley-
--Tenes razón!, hahaha. Soy de hacer chistes vanessa, sino preguntale a mis amigo!—
-- Bueno ya es suficiente por hoy, que tal si le indicas el camino a tu departamento?—dijo Ash.
-- La acompaño mejor, vine en auto y afuera esta lloviendo, además yo ya iba para alla—dijo mientras se retiraba de la habitación.
--Buenisimo, entonces nessa nos vemos mañana a las 8 aquí en mi oficina?—
-- Por supuesto…Ash?---dijo vanessa tímidamente.
Ashley rio al notar la incomodidad de vanessa y dijo:
—Procuro no meterme en los asuntos ajenos, pero es evidente que no eres de aquí, Vanessa, no haces bien al ocultar tus sentimientos —señaló--si tienes algún problema... espero que decidas confiar en mí. Podría ayudarte.—concluyo la rubia.
—No puedo entender por qué eres tan amable con alguien a quien no conoces—contestó Vanessa.
—Pareces tan sola... —murmuró Ashley—. En el pasado, más de una vez me sentí así. Sea cual fuere el problema del que huyes, la situación no puede ser tan grave como parece.
--ni te imaginas..—finalizo vanessa.
--Espero que algún dia me cuentes!, ahora será mejor que vallamos con Chad antes de que se congele bajo la lluvia—bromeo Ashley.
-- Si será mejor, no quiero comenzar con el pie izquierdo--.
Salieron del despacho de Ashley y se dirigieron hacia la salida, y efectivamente el joven Michael ya las estaba esperando.
--Dios si que tardaron!—bromeo.
--Lo siento—respondió vanessa tímidamente.
A continuación emprendieron viaje hacia la casa de Chad. El viaje fue corto pero silencioso, ya que no tenían mucha confianza mutuamente como para ya habar de sus vidas…

martes, 29 de junio de 2010

CAPITULO 11: Because You Are Mine

Hola!!,como estan?,yo muy bien,como le fue?,a mi bie.....bueno maso,XD,porque digo tantas tonteria,ja!!,porque,y antes de que se me pase,bienvenida Alyssa!!,se me habia pasado la otra vez,XP,jaja,bueno dejo de decir tonterias y mejor pongo el cap verdad?.........pero antes,o despues,como sea,XD,pasen por esta wn,
http://misnovelitaszanessa.blogspot.com/  ;)

—No es sólo eso—agrego Ash-- Hay un no se qué distante en él que excita a las mujeres, cada una imagina que sólo ella podrá enamorarlo.— Vanessa escucho atenta, quizás lo que aquella rubia dijera podría servirle para su plan-- para Zac el teatro significa mucho más de lo que cualquier persona pueda llegar a suponer. Por supuesto que su vida ha sido un incesante desfile de mujeres, pero nunca ha tenido una aventura en la que se haya visto implicado su corazón.—finalizo Tisdale .

Sin duda, todo aquello facilitaba las cosas. Si el plan de Vanessa daba resultado, podría acostarse con el Zachary y marcharse sin sufrir complicaciones sentimentales.
—Ya está bien de hablar de Zac —dijo Ashley con energía, interrumpiendo los pensamientos de Vanessa— y dime nessa.. ya tenes en donde quedarte?--.
--- No todavía no tengo donde dormir, supongo que buscare un sitio al salir de aquí.—
--- Yo puedo recomendarte la casa de un amigo, su nombre es Chad Michael, esta buscando a una persona para alquilarle una habitación que tiene de mas, si quieres podrías ir ahí a averiguar—ofreció la rubia.
--Me encantaría—vanessa se sentía agradecida, estaba a punto de pedirle la dirección cuando fue interrumpida por unos golpecitos en la puerta—
--Ashley puedo pasar?—Pregunto una voz masculina—
--Adelante—contesto.
Cuando la puerta se abrió Vanessa se quedo observando al joven que ocupaba el marco de la puerta. Era bastante alto, rubio y de ojos celestes. Hudgens noto que esos ojos no le causaban, ni por asomo, el nerviosismo que los ojos de Zachary tenían en ella.

--Chad!—exclamo Ash sobresaltando a Vanessa—justo estábamos hablando de vos!,--
--A si?—pregunto el rubio.
--Si, te presento a Vanessa, ella trabaja aquí—
--Desde cuando? No la conocía Ashley! Como no me la presentaste?— bromeo
-- Ya tranquilo, no hace mas de 2 horas que trabaja aquí, y de eso queríamos hablar, Vanessa Chad Michael Murray, Chad Vanessa Montez—los presento.
--Un gusto—replico el joven.
--Igualmente—respondió la morena.
-- bueno, ya están presentados,-- interrumpió Ashley—Chad, vanessa acaba de llegar a la ciudad y no tiene donde quedarse, me preguntaba si vos podrías alquilarle la habitación esa que te sobra?—
--Tisdale! No me pongas en una situación incomoda—contesto su amigo. Vanessa se quedo petrificada en su lugar. ¿ que quería decir?¿que no quería que ella se quedara en su habitación?¿que no la encontraba normal o algo asi?—ya sabes que no hay problema, no deberías ni preguntarlo—continuo el rubio—y mas si mi inquilina va a ser una belleza como esta joven—finalizo. Vanessa se sintió aliviada e incomoda a la vez…