viernes, 27 de mayo de 2011

CAPITULO 36: Because You Are Mine

Hola chicas!!aqui le seguimos quiu!

—¿Zachary?..... ¿hay algo que pueda hacer por usted? ¿Le apetecería un poco de té?
—Sólo que te vayas —murmuró—. Tengo trabajo... No estoy de humor para diversiones.
—Sí, señor. —Pero algo la impedía marcharse. Le invadía la certeza creciente de que algo iba mal. Había tanto silencio dentro del despacho... Y no era normal en él que, a esas horas, tuviera la puerta cerrada, impidiendo el acceso al resto de la compañía.Cerró los ojos, respiró profundamente y penetro en el despacho. Si las sospechas resultaban infundadas, lo más probable es que Efron le arrancara la cabeza.
Cuando Vanessa penetró en el cuarto, el actor no pareció advertir su presencia hasta que estuvo a su lado. Sentado ante el escritorio, estaba medio soterrado por un montón de papeles arrugados y emborronados. Antes de coger la pluma, se pasó la manga por la frente. Se había quitado la chaqueta y el chaleco, y los escalofríos le recorrían la espalda cada vez que el frío ambiente del cuarto atravesaba la delgada camisa de lino. Al intentar reprimir un violento acceso de tos, se le cayó la pluma y unas gotas de tinta se esparcieron sobre el escritorio.
—Oh, Zac!—dijo Vanessa en voz baja.
Efron volvió la cabeza hacia ella, mostrando la cara enrojecida y los ojos vidriosos. Daba la sensación de que contemplase a la chica a través de una espesa niebla. Sin reflexionar, Vanessa alargó la mano para tocarle las puntas húmedas del pelo, que acarició con suavidad. Rozó la frente de Zac con los dedos y descubrió el calor seco de una fiebre galopante.
—Déjeme ayudarle —dijo, en el momento en el que él se apartaba girando la cabeza y soltaba una palabrota apagada.
—Tengo que acabar la nueva programación. —Buscó la pluma perdida.
—Tiene fiebre, señor Efron. Debe irse a casa y descansar.
—No estoy enfermo, nunca he... —Cuando Vanessa volvió a tocarle la frente, se sobresaltó—. Tienes la mano tan fría —dijo con voz ronca, cogiéndole los dedos—. ¡Dios mío, me va a estallar la cabeza!
Sintió que la inquietud le desgarraba. ¿Es que no había nadie que lo cuidara, que se preocupara por su salud? Se quedó mirando fijamente a Zac, mientras éste era presa de los temblores.
—Señor, debe irse a casa —dijo con firmeza, e insistió una y otra vez ante las protestas de Efron, que acabó por callarse y acurrucarse contra el escritorio.
Con la frente sobre el puño cerrado, utilizó la otra mano para agarrar los dedos de Nessa que, muy a su pesar, logró liberarse.
—No se mueva —añadió—, volveré enseguida.
Zac no contestó, se limitó a quedarse lánguidamente sentado, utilizando la poca fuerza que le quedaba para no desplomarse.
Quiza la fortuna que el aprendiz de la carpintería, Jeff, pasara en ese momento por delante del despacho. Vanessa lo llamó y el chico se detuvo de inmediato con una mirada amistosa teñida de curiosidad
—Me temo que el señor Efron está enfermo —le informó Vanessa, al tiempo que indicaba la puerta entornada tras de sí—. Debe marcharse inmediatamente. ¿Harías el favor de decirle a alguien que traiga su auto?—
—¿El señor Efron... enfermo? —repitió el chico, dando la sensación : no haber oído otra cosa. Parecía haberse quedado estupefacto, como si semejante ocurrencia estuviera fuera del reino de lo posible.
—Hay algo más —añadió Vanessa—. Asegúrate de que alguien le diga a Ashley que se vaya ahora mismo. No debe acercarse al señor Efron; sería peligroso que cogiera la fiebre.
El chico retrocedió, lanzando una mirada recelosa hacia el despacho.
—¿Y qué pasa con usted? —preguntó preocupado—. ¿No debería alejarse también?
—No creo que enferme —contestó Vanessa—. De lo contrario, creo que a estas alturas ya me habría contagiado. Por favor, Jeff, date prisa. Me quedaré con él mientras mandas a llamar a el chofer—
—Sí, señorita Nessa. —Le lanzó una mirada de admiración—. Si no le importa que se lo diga, es usted un ángel, señorita Nessa. La chica más amable y dulce que jamás he conocido.
Vanessa sacudió la cabeza y sonrió avergonzada.
—Gracias, Jeff.
Al volver al despacho, Vanessa encontró el abrigo del rubio y lo envolvió con el. El abrigo debería haberlo calentado pero éste continuó temblando y tosiendo. Cuando Zac intentó levantarse de la silla, ella se abalanzó hacia él.
—No debe intentarlo,no se encuentra bien. El asistente vendrá a ayudarlo enseguida.—
—Puedo irme por mi propio pie —gruñó, y apartó las pequeñas manos represoras de la chica.
—Perderá el equilibrio —insistió Vanessa—, y si se cae antes de que llegue, puede hacerse daño... Y qué diría la gente. Supongo que no querrá que lo vean con este estado.—
Efron se tranquilizó y Vanessa se dio cuenta de que había tocado un punto débil. Zac no podía tolerar el menor signo de debilidad en su persona, mantendría su imagen de autoridad ante los empleados a toda costa. Apoyó la cabeza en las manos y esperó con una actitud tan apagada que Vanessa casi se asustó. No era, ni por asomo, él mismo.
Pareció una eternidad, pero sólo pasaron unos minutos antes de que llegara el chofer. Aunque el sirviente intentó simular serenidad, al ver a Efron los ojos se le abrieron como platos. Vanessa le pidió que ayudara a Zac a levantarse, cosa que él cumplió sumido en la estupefacción.
Ella se preguntó por qué le sorprendía ver enfermo a su jefe. Según parecía, a Efron le cuadraba tan bien ser una leyenda que, a todos los demás, incluidos sus sirvientes, les resultaba fácil pasar por alto que se trataba tan sólo de Un hombre
Una multitud de actores y operarios se había congregado en el exterior del despacho, y a medida que iban apretujándose para echar un vistazo al enfermo, sus caras reflejaban todo tipo de emociones, desde curiosidad hasta alarma.
—Quizá debieran mantenerse a distancia —dijo Vanessa—. Sería catastrófico que enfermara más gente.
El grupo siguió la sugerencia de inmediato, y se retiró a una respetable distancia.
—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó el utilero sin dirigirse a nadie en particular—. Con Ashley fuera y el señor Efron enfermo ¿quién va a dirigirlo todo?.—
—Se lo preguntaré al señor Efron —intervino Vanessa, y se escabulló dentro del despacho.
El chofer había levantado a Efron con cuidado. El rostro del actor, desaparecido todo rastro de sangre, aparecía ahora lívido. Antes de posarla en Vanessa, su mirada recorrió a toda velocidad el cuarto.
—Señor —murmuró—, ¿le digo a la compañía que, en su ausencia, quiere que sea el señor Bennett quien dirija el teatro?
Bennett era el ayudante del director escénico y, por lo general, se encargaba de dirigir los ensayos y mediar en las discusiones cuando Ashley y Efron estaban ocupados. 
Zac la miró fijamente, con los ojos vidriosos por la fiebre, y cuando la joven se preguntaba ya si habría entendido la pregunta del todo, asintió con un leve movimiento de cabeza. Vanessa regresó junto al grupo que esperaba fuera del despacho y repitió las instrucciones. Efron apareció agarrado del hombro del chofer; toda su atención se concentraba en el acto de caminar. Que fuera capaz de hacerlo en semejante estado daba testimonio de su resistencia física. Mientras despejaba el camino hacia la entrada trasera del teatro, Vanessa iba oyendo la respiración agitada y el paso incierto de Zac, y supo que no podría resistir mucho más tiempo. El chofer empezaba a dar muestras evidentes de cansancio, ya que el peso que tenía que soportar era cada vez mayor.
—Casi hemos llegado —dijo Vanessa, confiando desesperadamente en que Zac no se derrumbara……
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 Oigan chicas aben algo anda mal con blogger,eso o es mi computadora,no se que pasa que no puedo comentar en las noves,por si no he comentado en las que normalmente comento,si lo se es raro pero ya que,soh por dios ayer fui al concierto de miley cyrus en mexico,Dios!!fue el show mas genial al que he asistido,y estaba en primera fila!!!tal vez luego les ponga una foto,jaja,bueno como ya tengo todo arreglado sobre como pasaran las cosas,ahora que ya se va a acabar el año y casi no nos dejan tarea tal vez pueda publicar diario,les gustaria la idea?Bueno,me despido,bye bye se cuidan

viernes, 13 de mayo de 2011

CAPITULO 35: Because You Are Mine




—Ya es suficiente —parecía haber dicho el hombre—. Te dije que permanecieras alejada de este maldito teatro……
—Hay mucho que hacer —le contestó Ash—. Querido, será sólo un día más; quizá, dos. No me puedo marchar dejando tantas cosas inacabadas...
—Tu salud me importa más que cualquier persona o cosa de todo este lugar.
—Te lo prometo, estaré bien.
—Ven a casa, Ash.
—Primero tengo que empaquetar algunas cosas.
—Enviaré a alguien más tarde para que recoja todo lo que quieras.
—No estás siendo razonable...
Se produjo un prolongado silencio, al que siguió un ruido sordo que Vanessa no fue capaz de descifrar con precisión. Luego, el hombre habló en voz baja.
—¿Todavía quieres discutir conmigo, Ash?
—No.
Vanessa nunca había apreciado tanta docilidad en el tono de voz de Ashley, por lo común tan firme y autoritario. Con sumo cuidado, miró por la rendija y vio a Ashley de pie, en medio del despacho, mientras un hombre de pelo negro la besaba apasionadamente. Jared Murillo, pensó Vanessa, lo cual despertó su interés de inmediato. El hombre alzó la cabeza, revelando una cara delgada, bella y exótica que miraba a su esposa con amorosa exasperación. Sintiendo sin duda que no estaban solos, él miró en dirección a Vanessa con unos ojos grises y despiertos. Ruborizada, Vanessa se adelantó de inmediato.
—Perdónenme, no quería interrumpir...
—No pasa nada, Nessa —contestó Ash con las mejillas sonrosadas, mientras se zafaba del abrazó de su marido.
—Es un placer —murmuró el duque con un brillo amistoso en los ojos—. Señorita Montez, le agradecería que intentara ayudar a Ashley a reunir todos los libros y documentos necesarios, porque se marcha de inmediato.
—Si, señor.— Ash puso los ojos en blanco y suspiró.
—Al parecer no tengo elección. Nessa, hazme el favor de decirle al señor Efron que necesito hablar con él ahora mismo. Llevo toda la mañana en el despacho intentando recomponer el programa para adecuarlo a las ausencias de la compañía.—
Aunque le horrorizaba tener que enfrentarse a Efron, Vanessa asintió con resolución. Al llegar a la puerta del señor Efron, Vanessa dudó. Antes de llamar escuchó en busca de señales de actividad en el interior: reinaba un discordante silencio. Con la esperanza de no encontrarlo allí, golpeó suavemente con los nudillos. Desde dentro le llegó un amenazante murmullo.
—Estoy trabajando.
Vanessa se retorció las manos y se quedó mirando la puerta con detenimiento. Tras hacer acopio de valor, se decidió a hablar con voz tranquila y controlada:
—Señor Efron, Ashley desea hablar con usted.— Zac tardó en responder un instante.
—¡Tú! —dijo en tono nada amistoso.
—Creo que Ashley desea decirle que se va, señor. Su esposo ha venido a llevársela a casa.—Por toda contestación, Vanessa recibió otra dosis de silencio—. No es prudente que, en su estado, permanezca en el Capital. Estoy segura de que usted estará de acuerdo en ello, con toda la gente que ha sucumbido a la fiebre....
—¡Que tenga buen viaje! Ahora, aléjate de la puerta.
Vanessa obedeció con sumo gusto, pero después de haber dado los primeros pasos, se detuvo. Había algo extraño en la voz del actor, un tono que la había impresionado. Parecía cansado. «No es extraño», pensó. A pesar de la orden de alejarse y de su propio dolor y vergüenza, se sintió obligada a volver a la puerta.
—¿Zachary?.....
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Perdón por el cap cortito!! Jaja pero! Que le pasara a nuestro Zachy? Oooo.. espero que no lo sepan ¡! Muahahaha a ver quien adivina!!! Por cierto las que me quieran agregar a facebook me llamo kary anissa cruz
Besos!! Baii baii