viernes, 7 de enero de 2011

CAPITULO 28: Because You Are Mine


Hola!!.....nahh!tengo la cabeza hueca aver que sale

—Sí, sí que lo sé. —Tragó saliva con dificultad y se alzó sobre la punta de los pies, estirándose al máximo para llegar hasta él…….

Perdido el autocontrol, Zac bajó la cabeza y apretó sus labios contra los de la chica. La boca fuerte y caliente del actor pedía cosas que ella no sabía cómo darle. Los brazos de Efron la rodearon, apretándola contra su cuerpo. Poco a poco dulcificó la presión del beso, frotando los labios con los de Vanessa hasta que consiguió abrirlos. Las grandes manos de Zac se ciñeron a la nuca de la chica. Sujetando con firmeza la cabeza, saboreando el duce sabor de la morena. Nada la había preparado para esto. Toda la poesía y el romanticismo imaginados ardieron y, convertidos en cenizas, fueron sustituidos por la incontrovertible realidad de aquel cuerpo pegado al suyo.
Vanessa manoseó el pelo alborotado del actor, notando los sedosos y espesos rizos bajo los dedos. Al cerrarle la palma sobre la nuca, la notó tensa como una tabla. Apresada en un impetuoso abrazo, devolviendo beso por beso, su corazón latía con tal intensidad que temió perder el conocimiento. La boca de Efron se separó de la suya y la sintió bajar por su cuello, explorando con avidez la piel fina y vulnerable. Las piernas le temblaban, y se inclinó hacia él en busca de apoyo. La mano de Zac tocó la firme curva del pecho hasta que el suave ápice dibujó un punto bajo la tela del corpiño. Vanessa jadeó, impulsando el cuerpo hacia atrás, la mano sobre el pecho palpitante. Con los ojos bien abiertos y la cara enrojecida, se esforzó por respirar. Zac enjugó el sudor de su frente con la manga. Rígido el cuerpo por la excitación, le dolía la intensa conciencia del otro cuerpo. Trató de agarrar a Vanessa de nuevo, llevarla hasta el duro suelo del escenario y poseerla allí mismo. Era una locura, no era posible que pudiera estar tan obsesionado por aquella inocente criatura; él, que había obtenido placer de algunas de las mujeres más deseables de Europa.
—Ya está bien de esta tontería —murmuró.
—¿Tontería? —repitió Vanessa con una dolorosa confusión. Efron empezó a dar vueltas a su alrededor.
—Nessa, jamás me han interesado las chicas como tú.
—Usted... ¿No me encuentra atractiva?
—¡Dios mío! —Buena prueba de su inexperiencia era que le hiciese semejante pregunta, cuando los botones del pantalón pugnaban por con¬tener la evidente excitación. Zac dejó de moverse y se obligó a mirarla—. Te encuentro atractiva —dijo con brusquedad—. ¡Demonios! Me gustaría hacer ciertas cosas contigo que... —Se interrumpió y rasgó el aire con la mano—. Nessa, no es una buena idea. No puedes seguir el juego como a mi me gusta jugarlo. Y acabaría por cambiarte, por herirte.
—Entiendo —dijo Vanessa.
—No, no lo entiendes. Y ésa es la razón de que vaya a intentar evitarte por todos los medios. No necesito tenerte sobre mi conciencia.
—No me preocupa su conciencia. Todo lo quiero es que vuelva a besarme.
La descarada afirmación quedó flotando entre ambos, llenando el aire. Vanessa no salía de su asombro por haberse atrevido a decirlo. Efron, incrédulo, la miraba. Entonces, se volvió con un gruñido risueño.
—Eso no ocurrirá. Si no por tu bien, al menos por el mío.
—-Señor Efron...
—Ya no voy a necesitar tu ayuda en el despacho. Y preferiría que te mantuvieras alejada de los ensayos, por más que pueda protestar mi socia. —Se detuvo y añadió con sequedad—. Haz todo lo posible por mantenerte fuera de mi vista.—
La crueldad de Zac dejó estupefacta a Vanessa. La llama de la pasión se fue apagando, dejándola fría y vacía. ¿Cómo se había desvanecido todo tan rápidamente? La confusión anegó sus pensamientos. La había rechazado, le había dicho que la deseaba y, sin embargo... Acababa de decirle que se mantuviera alejada de él.
—Señor Efron...
—¡Vete! —la interrumpió, haciéndole gestos para que se fuera—. Vine aquí a examinar los decorados móviles y no quiero que me hagas compañía…..

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