miércoles, 12 de octubre de 2011

Capitulo 40




Acorralada, Vanessa le clavó la mirada. Sintió un nudo en la garganta y el vago dolor de la noche anterior volvió a instalarse en su pecho.….
—Bueno, no hay necesidad de discutirlo —dijo la señora Beecham, aparentemente conmovida por algo que apreció en el rostro de Vanessa—. Sus razones para estar aquí no son de mi incumbencia. Puede quedarse el tiempo que quiera... hasta que el señor Efron diga otra cosa.
Vanessa asintió con la cabeza y se sentó, aunque antes de acomodarse tanteó los bordes de la silla.
—Lleva tiempo sin comer —oyó que comentaba el ama de llaves—. Haré que suban unas sopas. Quizá, con paciencia, logre que coma algo.
Vanessa se enteró sólo a medias de la marcha de la mujer. Se quedó mirando el perfil del durmiente. Esa mañana había una leve barba en la cara, que le confería el aspecto curtido de un capitán de barco o de un salteador de caminos.
Apretó una de sus grandes manos entre las suyas y acarició el dorso suave hasta llegar a los pelos de la muñeca. Zac tenía una mano fuerte y bien cuidada; las uñas, cortas y pulidas, eran de una suavidad aterciopelada. No había anillos en los dedos, tan sólo las marcas blancas de cortes y cicatrices. Vanessa recordó el tacto de aquella mano en su cara, la respiración de Zac... el suave roce de las yemas de los dedos del actor.
Anheló que volviese a acariciarla. Deseaba ciertas cosas de él que no tendría jamás. No fue consciente de haber acercado la cabeza a la mano de Zac hasta que sintió su piel contra los labios. Puso entonces la palma hacia arriba y apretó la boca contra la ligera hondonada arrugada, sintiendo el gusto salado de sus propias lágrimas.
Zac jamás la querría, lo había dejado bastante claro. Y ella había imposibilitado cualquier tipo de familiaridad entre ambos al acercarse a él con mentiras y un nombre fingido, además de haberle hecho objeto de un
plan. ¿Cómo podría perdonarle semejante comportamiento un hombre tan orgulloso? Simplemente, no podría.
Nunca había sentido esa clase de pena: persistente, pesada, capaz de aplastar cualquier frágil destello de felicidad en su interior. Qué ironía haber perseguido su objetivo con tan fría determinación y acabar con el corazón destrozado. Siempre había sido consciente de los riesgos sociales, e incluso físicos, que asumía, pero nunca de los emocionales. No había planeado enamorarse de Zac. Susurró en la palma de la mano del actor y le cerró los dedos como si deseara con ello que contuviesen las preciadas palabras en su interior.
En cuanto desapareciera la fiebre, se iría. Así no lo insultaría ni mancharía sus propios sentimientos utilizándolo para el propósito deseado en un principio. De repente, se sintió inmensamente feliz de no haber hecho el amor con él, de no haberlo herido ni traicionado. De haberlo hecho, no habría podido vivir consigo misma.
Alguien llamó a la puerta, y una doncella entró con una bandeja que contenía té y sopas. A indicación de Vanessa, dejó todo aquello en la mesilla de noche y la ayudó a incorporar a Zac con alguna almohada más. Nessa le dio las gracias y le dijo que se fuera. Después se sentó junto a Efron, que ya se había despertado. El enfermo alzó los párpados y se quedó mirándola un buen rato. En un principio, no pareció reconocerla; poco después, los labios del actor pronunciaron su nombre.
—Nessa... el Capital... —La voz aterciopelada se había convertido en un áspero ruido.
—El señor Bennett se ha hecho cargo de la compañía —contestó Vanessa, dudando antes de tirar de la sábana, enrollada en las caderas de Zac, que no parecía consciente de su desnudez—. Estoy segura de que lo tiene todo bajo control. Zac no dijo nada, pero Vanessa pudo leer la tortura en sus ojos. Dudaba de que, con anterioridad, hubiera dejado el teatro al cuidado de otro.
—¿Quiere que le pida que envíe un informe diario hasta que usted regrese?
Zac asintió con la cabeza, se apoyó contra el montón de almohadas y cerró los ojos.
—Todavía no debe dormirse —le dijo Vanessa, y le sacudió levemente el hombro desnudo. La piel de Zac pareció quemarle la mano—. Primero tiene que comer.
—No. —Empezó a volverse de lado, jadeando con esfuerzo.
—Entonces, no le daré ninguna noticia del señor Bennett —lo amenazó Vanessa sin alterarse.
Zac dejó de moverse y, con los ojos entrecerrados, le dirigió una mirada propia amenazante.
—Sólo algo de té y un poco del desayuno. —La paciente Vanessa reprimió un repentino acceso de risa. De no haber estado preocupada, le habría divertido tenerlo en su poder. Con cuidado levantó la taza de té hasta los labios de Zac, animándole a sorber el líquido endulzado. Aparentemente reconfortado por el calor de la bebida que se deslizaba por su garganta, el actor obedeció. Sin embargo, el primer trozo de pan tostado con manteca le hizo volver la cabeza con una mueca de asco.
—¡Leche! —gruñó con aversión.
—A mí tampoco me gusta —reconoció ella, al tiempo que le acercaba otra cucharada—. Sin embargo, no está en condiciones de discutir. Venga, otro poco más.
Zac, con la cabeza vuelta, se negó mascullando algo incomprensible.
—El informe del señor Bennett —le recordó, a lo que el actor respondió mirándola con hostilidad—. Por favor —murmuró Vanessa, cambiando de táctica—. Le prometo que si alguna vez estoy enferma podrá acercarse adonde quiera que me encuentre y alimentarme personalmente con tazones rebosantes de sopas de leche.
La idea pareció inspirarle lo suficiente como para atragantarse con algunas cucharadas más.
—Gracias —dijo Vanessa mientras apartaba el tazón. Se inclinó entonces para quitarle la almohada añadida y arreglarle el pelo—. Se recuperará enseguida y podrá escoger su venganza.
Zac volvió la cara buscando el frescor de su mano y se quedó dormido de inmediato. Aún inclinada sobre él, siguió la fina curva de la oreja de Zac —unas orejas muy pequeñas para un hombre tan grande— y le besó allí donde la mandíbula se une al cuello. Tuvo un absurdo y momentáneo arrebato de felicidad. Estaba cerca del hombre que amaba y era libre de tocarlo. Haría cualquier cosa, se iría todo lo lejos que él quisiera. Con entusiasmo llamó a un criado y se sentó en el escritorio para escribir a toda prisa una nota al señor Bennett.
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Ya casi ya casi lo mas importante!!!,asi es volvi despues de mil y un años,pero comprendan la escuela,lo de mi escuela de actuacion y proximamente me meteran a un curso para entrar a la preparatoria pfff demasiadas cosas,ademas que en el capitulo anterior solo hubo 2 firmas!!! siento como si le escribiera al aire pero bueno les subo porque se lo que se siente que me dejen sin novela asi que tratare de publicar mas seguido lo prometo!!!....y aparte estaba viendo que vanessa en su pagina web puso una cancion de jessie j nobody's perfect,que por cierto la amo tambien,y bueno el caso es que la cancion habla sobre alguien que perdio o algo asi por lo que entendi y se me vino a la cabeza,algo asi como que le canta a un chico que esta arrepentida o bueno alomejor son alucinaciones mias jajaja pero de todas formas escuchenla traducida les deje el video arriba esta genial!!! wuu bueno espero y ahora si haya comentarios...ahhh y bienvenidas a las nuevas lectoras ^-^ bueno bye bye