jueves, 2 de septiembre de 2010

CAPITULO 23: Because You Are Mine

Vanessa esperó a que la anciana considerara el problema…..
—Es una lástima que no tengas talento como actriz —dijo la señora Florence—. El lugar para acercarse a un hombre como Efron es el escenario, que es donde está más relajado. Excepto cuando actúa, sospecho que jamás baja la guardia, y sería sólo durante esos momentos de vulnerabilidad cuando podrías traspasar sus defensas.
—Quizá pudiera ofrecerme para apuntar a algún actor o actriz cuando estén aprendiendo su papel —sugirió Vanessa no muy convencida.
—Sí, es una excelente idea.
—Pero señora Florence... ¿y qué hago si consigo agarrar al señor Efron en uno de esos «momentos vulnerables»? ¿Qué tendría que decirle?
—Déjate guiar por la intuición. Limítate a recordar que no debes comportarte como una enamorada. Simplemente deja claro que estás disponible y dispuesta... Que ofreces placer sin complicaciones. Ningún hombre en el mundo podría resistirse.—
Vanessa asintió y luego de un par de consejos mas, estaba por marcharse cuando la señora Florence le dijo…--- Debes vestirte de otra manera niña, intentas seducir al hombre no espantarlo con tus trapos de adolecente—
La morena rio..—hare todo lo posible Nell, muchísimas gracias por sus consejos—finalizo y se dirigió a su departamento, donde se encontraría sola ya que su compañero de vivienda no estaba en la ciudad.
-----------
Sorprenderlo con un beso. Durante el día siguiente, la picara sugerencia de la señora Florence no dejó de rondar la cabeza de Vanessa. Jamás encontraría el momento apropiado para hacer semejante cosa. El señor Efron resultaba... inalcanzable. En un intento por saber algo más de él, Vanessa se acercó a Arlyss Barry, que estaba tomando a solas el té en la sala de descanso. La actriz era una mina de información, conocía la vida y los milagros de todos los integrantes de la compañía y le encantaban los chismes.
—¿Así que te gustaría saber más sobre el señor Efron? —preguntó Arlyss—. Como a todos nosotros, Nessa. El señor Efron es el hombre más fascinante que he conocido, y el más difícil de conocer; es un fanático de su intimidad. Jamás invita a la gente a su casa y, que yo sepa, nadie de la compañía, a excepción de Ashley, lo ha visitado jamás allí.-- Vanessa frunció el ceño.
—El señor Efron y Ashley han sido alguna vez...—pregunto tímidamente Nessa
—Siempre se han parecido demasiado, supongo, los dos están tan enamorados del teatro que nunca ha habido sitio para nadie más. Luego, Ash conoció a Jared... pero ésa es otra historia. La respuesta a tu pregunta: Ash y el señor Efron nunca han tenido un romance. Ella me dijo que el señor Efron cree que enamorarse es lo peor que podría pasarle.
—Pero ¿por qué?--Arlyss se encogió de hombros
—Es el misterio del señor Efron. Ese hombre es todo secretos. —Bajó la voz y se inclinó sobre la taza de té—. Te diré algo que saben muy pocos: el señor Efron es hijo de un aparcero, y ni siquiera fue a la escuela. ¿Te lo imaginas?
—No, yo... —Vanessa estaba sorprendida de veras—. Parece tan culto, tan noble...
—Así es —reconoció Arlyss—
De hecho, Ash me insinuó en una ocasión que el Zachary había sido maltratado, que su padre le había golpeado y casi matado de hambre. Ésa es la razón de que sus familiares no vengan nunca a visitar el teatro o de que no se les permita asistir a una representación. Les paga para que se mantengan lejos de él.—
—Perdóneme, señorita Barry —musitó—. Tengo trabajo que hacer.—se despidió Vanessa.
Vanessa recorrió el pasillo camino del despacho del señor Efron, con el corazón latiéndole cada vez más deprisa a medida que se acercaba. La puerta estaba abierta, dejando a la vista la espalda del actor, que estaba sentado frente a su escritorio. La camisa blanca, recién planchada, se le pegaba a la espalda formando pliegues. Se había quitado el chaleco gris claro y de la corbata de seda negra que había llevado todo el día. Cuando Vanessa se detuvo en la puerta, Zachary se puso tenso y movió toda la poderosa musculatura de la espalda. Aunque Vanessa no había hecho ruido, él se volvió en la silla y sus azules ojos miraron de forma interrogante por encima del hombro.
—Señor Efron —dijo la morena….